El día que acabó el sueño supersónico

Ansgar Haase PARÍS/DPA

INTERNACIONAL

Ayer se cumplieron diez años del accidente que sufrió el avión en el despegue al chocar con un trozo de metal en la pista y en el que murieron 113 personas

26 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La noticia que recibe el piloto del Concorde Christian Marty consta de un número y pocas letras: «4590, tiene fuego, detrás de usted hay fuego». Son las 16 horas, 43 minutos y 13 segundos cuando un controlador de vuelo del aeropuerto Charles de Gaulle, en París, resume el horror en solo unas palabras.

En el momento en el que el avión supersónico intentaba despegar de la pista 26 comenzó a salir una densa columna de humo rojiza. Solo 117 segundos después, la torre de control emite una alerta a los bomberos: «El Concorde se estrelló cerca de Le Bourget».

El 25 de julio de 2000, en solo pocos minutos, el infierno en París mata a 113 personas y destruye un mito. La noticia de la caída del avión más rápido del mundo se extendió de inmediato, sobre todo en Alemania, que tuvo a 97 pasajeros entre sus víctimas, ya que la nave había sido contratada por el operador turístico alemán Peter Deilmann.

Tres años después del accidente las empresas de aviación Air France y British Airways cancelaron definitivamente los vuelos del Concorde. Pero a diez años de la tragedia aérea, la catástrofe sigue presente. Aún se discute sobre las causas del accidente. A finales de mayo terminaron cuatro meses de maratonianas deliberaciones en el tribunal de Pontoise en París. Los jueces darán su veredicto antes del 6 de diciembre.

Una pieza de metal

La Fiscalía presume que el avión, al despegar, rodó por encima de una pieza de metal que se había desprendido previamente de un DC-10 de Continental Airlines. Como consecuencia, explotó una llanta de la nave y los pedazos de goma golpearon el tanque de combustible, que al romperse comenzó de inmediato a lanzar llamas. Por su parte, la defensa de Continental aduce que el Concorde ya se había incendiado a causa de las condiciones de la pista, que supuestamente presentaba algunas irregularidades y baches.

   La acusación sostiene que ese argumento es falso, tal y como dice la investigación oficial, y pide 18 meses de cárcel para dos mecánicos de Continental y dos años para el entonces jefe del programa Concorde, Henri Perrier, que hoy tiene 80 años y que era el responsable de la calidad de los componentes.

También la familia del piloto Marty expresó durante el juicio su convencimiento de que el accidente podía haberse evitado: «Se conocían los puntos débiles del Concorde desde hacía más de 20 años», afirmó Roland Rappaport, quien añadió que un avión no tendría que estrellarse solo por un neumático roto.

París-Nueva York en 3 horas

Para la mayoría de los familiares de las víctimas el juicio tiene más bien un significado simbólico. Cerca de 700 personas llegaron a un acuerdo con Air France y su aseguradora, poco después de la catástrofe, sobre la cifra de las indemnizaciones. Según las estimaciones, los gastos ascendieron a 173 millones de euros (221 millones de dólares), pues buena parte de las víctimas habían reservado un crucero que salía de Nueva York hacia el Caribe.

Pero cuando el proceso acabe definitivamente, permanecerá sobre todo el recuerdo, a pesar de los esfuerzos de algunos fans para que el avión vuelva a despegar. Y es que para muchas personas del mundo, esta «pluma voladora» de 62 metros de largo era un símbolo del progreso. Un Concorde tardaba de Europa a Nueva York solo tres horas y media, mientras que hoy la línea más rápida lo hace en el doble de tiempo.