El narcotráfico y la amenaza terrorista de los grupos suníes de orientación radical islámica que actúan en Afganistán sentarán a la misma mesa a Irán y EE.?UU. tras treinta años de enconada enemistad. El portavoz de Exteriores iraní, Hasán Qashqavi, confirmó ayer que su país aceptará finalmente la invitación hecha por la Casa Blanca y participará en la cumbre internacional sobre el futuro de Afganistán que se celebrará el martes en La Haya. «Irán participará. Aunque todavía no se ha decidido a qué nivel», declaró Qashqavi en Teherán.
Desde que el pasado día 6, y en un gesto de escasos precedentes la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ofreció un asiento a Irán, las conjeturas apuntaban a que los retos y amenazas comunes en Afganistán llevarían a ambos enemigos a compartir escenario.
La inestabilidad en Afganistán supone un quebradero de cabeza similar para Washington y Teherán, pero también una misma oportunidad para apuntalar su influencia en una región de alta importancia estratégica, puente entre Occidente, Rusia y dos economías emergentes como la India y China.
Además de garantizar su influjo, la Casa Blanca pretende erradicar cualquier tipo de amenaza procedente de Al Qaida y de los grupos radicales, asentados en las regiones montañosas de Pakistán y Afganistán. Esos mismos grupos suponen igualmente un factor de inestabilidad para Irán, que comparte frontera con ambos países.
La desgobernada frontera afgano-paquistaní-iraní es también la principal ruta de salida de la droga que se cultiva en Afganistán, considerado el primer país productor de opiáceos del mundo. El narcotráfico golpea también directamente a Irán.
Contactos en Bruselas
Un diplomático iraní y un responsable de la Alianza mantuvieron «conversaciones informales» la semana pasada en la sede de la OTAN en Bruselas, en el primer encuentro de este tipo «desde el régimen del Sha», derrocado en 1979 por la revolución islámica. Un responsable de la Alianza precisó que «los iraníes se interesan en una posible cooperación sobre Afganistán», aunque no quiso precisar, sin embargo, si existía un vínculo con la conferencia internacional del martes en La Haya.