Chile apaga la llama de Pinochet

La Voz AFP | SANTIAGO DE CHILE

INTERNACIONAL

La «Llama de la Libertad», encendida por el dictador en 1975 para simbolizar la liberación de Chile de un posible régimen comunista, fue retirada ayer de su ubicación en la capital

06 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

La «Llama de la Libertad», último símbolo que dejó en Chile la dictadura del general Augusto Pinochet, desapareció ayer sin ninguna ceremonia cuando la estructura de cemento que la sostenía fue demolida en el centro de Santiago. La llama, situada frente al palacio presidencial de La Moneda y junto al edificio de las Fuerzas Armadas, flameó día y noche desde el 11 de septiembre de 1975, cuando el general Pinochet la encendió para simbolizar la liberación de Chile de un posible «régimen comunista». La remoción de la estructura se había iniciado hace dos meses, con el retiro de los restos del libertador de Chile, Bernardo O'Higgins, que descansaban a un costado de la llama y que fueron llevados a la Escuela Militar, al este de Santiago, después de una solemne ceremonia con honores militares. El proyecto considera volver a ubicar los restos del prócer chileno (1778-1839) en el lugar que ocupaban hasta mediados de octubre, pero en un nuevo espacio abierto al público, la Plaza de la Ciudadanía. La extinción de la «Llama de la Libertad» se logró tras un acuerdo entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y el Ejército, que aceptó eliminarla, pero manteniendo el Altar de la Patria donde quedarán los restos de O'Higgins. La llama fue encendida por Pinochet en el segundo aniversario del cruento golpe de Estado que terminó con el gobierno del presidente socialista Salvador Allende. Desde la recuperación de la democracia, en 1990, su mantenimiento fue cuestionado por políticos y familiares de víctimas de la dictadura, que hicieron gestiones para que el símbolo fuese apagado. El Gobierno del presidente Ricardo Lagos anunció hace un año que la llama sería retirada, cuando decidió excluir de su presupuesto los casi 7.000 dólares anuales que cuesta mantenerla encendida día y noche a base de gas. No obstante, la llama siguió encendida después de que el Ejército se hiciera cargo de los costos. En sus 29 años de vida, el símbolo de Pinochet fue blanco de numerosos atentados de grupos de izquierda, que intentaron sin éxito apagarlo.