La peña de O Morrazo nació de un grupo de celtistas que se conocieron en Balaídos, pero detrás del paso de constituirse hay una razón de ser que pocos conocen
18 ago 2015 . Actualizado a las 15:39 h.El Celta tenía que contar con una peña llamada Afouteza. Tratándose de una palabra que aparece en el himno y de una característica con la que el club siempre se ha querido identificar, era extraño que ningún colectivo celtista se hubiera bautizado de esa manera antes. Por eso cuando uno de los miembros de esta peña con sede en Cangas -pero miembros también de Moaña, del resto de O Morrazo y Vigo- lo propuso, ya no hubo más que hablar. Dudaron si añadirle un «celeste», «pero afouteza ya era suficientemente celtista», reflexiona una de sus directivas, Irene Rial.
Sus inicios están en el año 2010, aunque no se constituyeron de manera oficial hasta tres años más tarde. El origen está en un grupo de celtistas que se fueron conociendo a base de coincidir en Balaídos -primero en Fondo, después a Marcador, al ser reubicados por los cambios que se hicieron en las gradas- en los años en que «había cuatro gatos», rememora Rial. «Al haber menos gente, veías siempre y las mismas personas y acababas hablando con quien tuvieras cerca. Así nos fuimos haciendo amigos si conocernos de antes», añade.
Sin embargo, aparte de las amistades que fueron surgiendo, hubo un detonante doloroso para la creación de Afouteza que «la mayoría de los socios ni siquiera conocen». Irene duda si revelar o no esa razón de ser íntima, pero al final se convence de hacerlo. «En realidad nos planteamos hacer una peña como homenaje a un celtista que murió en el año 2010 en un accidente. No quisimos que llevara su nombre ni tampoco contar que era por eso, sino que se trata de un homenaje más para nosotros», se sincera. Le hicieron un carnet honorífico a esa persona y siguieron adelante, con el recuerdo siempre presente.
Actualmente rondan la cuarentena de miembros. «No somos una peña muy grande, pero procuramos estar ahí, activos y yendo poco a poco». Precisamente, ahora está con su campaña de socios y esperan poder ser «alguno más» pronto. Otro objetivo aparte de crecer es llegar a organizar viajes. «Por ahora nos resulta muy complicado y no nos atrevemos, así que solemos viajar con otras peñas», señala. Por ejemplo, estuvieron presentes en el partido de Riazor del año pasado, al que se desplazaron con la peña de Chapela, Beretes Celestes.
Con las demás agrupaciones celtistas la relación es excelente sin excepción. «Hacemos muchas cosas juntos y todos estamos aquí para lo mismo. Hay sitio para las grandes y las pequeñas», subraya. Por razones de cercanía en la grada, tienen un trato especialmente bueno con la peña compostelana Merlegos Celestes. «Están encima de nosotros y nos llevamos muy bien, siempre estamos comentando lo que va pasando en el partido».
En su caso, los integrantes son gente mayoritariamente joven, entre los 25 y los 35 años. Tienen su sede en la cafetería Vizzio de Cangas, pero los partidos de casa los viven en Balaídos, como no podía ser de otra manera. «No tenemos autobús porque si el partido es a las ocho a muchos nos gusta estar allí a las cinco y vivir la previa y otros prefieren llegar ya para el partido». Así que van cada uno por su cuenta para juntarse dentro del estadio cuando el balón echa a rodar. El coliseo vigués sigue siendo, como en los inicios, el punto de encuentro.
