Iago y Goran, una agencia de «trajes a medida»

M. V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Bouzón y Maric, que se conocieron jugando en el Celta, crearon en el 2018 un proyecto de representación de futbolistas que buscaba diferenciarse de lo que conocían

31 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Goran Maric y Iago Bouzón se cruzaron en el Celta, compartiendo vestuario en juveniles y en el filial, y forjaron una sólida amistad que continúa a día de hoy. Comenzaron siendo compañeros y ahora lo siguen siendo en la empresa de representación que regentan desde el 2018: IG Dreams Sport Management. Los dos tenían dos cosas claras: que querían seguir vinculados al fútbol y que, una vez que montaban un proyecto enfocado hacia este ámbito, querían gestionarlo de una manera diferente a lo que habían conocido en sus años en el mundo del deporte.

Bouzón y Maric, de pie, en los extremos de la imagen, durante su etapa común en el Celta B.
Bouzón y Maric, de pie, en los extremos de la imagen, durante su etapa común en el Celta B. Marta G. Brea

El serbio fue el primero que colgó las botas y le tocó hacerlo «antes de tiempo por una lesión de rodilla». «Cuando llevas 20 años haciendo todos los días lo mismo y lo tienes que dejar, el cambio es grande y puede ser un poco problemático si no estás preparado», plantea. Llegado ese momento, en su caso, empezó en el mundo de la representación «por inercia». «Mi padre -el también excéltico Goran Maric- estaba en un equipo y fue surgiendo. De repente, hice una operación y me di cuenta de que era algo que me gustaba», cuenta.

Pasado cierto tiempo, a su amigo Iago también le llegó el momento de la retirada, habiendo tenido margen para irse preparando. «No quería acabar mi carrera y luego tener que formarme. Lo fui haciendo antes», sacando el curso de director deportivo y de entrenador, llegando al UEFA Pro, así como un máster en gestión y dirección de empresas deportivas. «Cuando acabé, trabajé los primeros años en la agencia que había llevado mi carrera. Me sirvió para conocer el fútbol desde otro punto de vista, pero tenía claro que si me dedicaba a ello, quería ir por un camino diferente a lo que ofrecían la mayoría de agencias», asegura.

A Maric le movia exactamente la misma aspiración. «Tenemos una relación muy especial y compartíamos la visión de querer hacer algo distinto que nosotros creíamos que era lo correcto», dice. Y lo ilustra de una manera clara: «No nos veíamos trabajando para grandes empresas y teniendo una política como la del McDonald’s: venga a facturar, todos somos un número y hay que hacer unos objetivos. No queríamos eso». Asumen que su gremio no siempre está buen visto, pero ellos van por otro lado. «Si haces las cosas bien y sabes manejar situaciones con jugadores y clubes, se pueden cambiar carreras», proclama.

Uno y otro utilizan la misma expresión para hablar de cómo trabajan: «Trajes a medida». Esto es, no pasar de los 30 y pico jugadores y darles un trato muy personalizado, cuidarlos al detalle. «Tratas con personas que tienen sus miedos, ilusiones, motivaciones… Por eso entendemos que tiene que haber un trato cercano. Cada jugador tiene unos condicionantes y la gestión tiene que ser siempre diferente en cada caso», señala Bouzón. Por eso mismo, dice Maric, nunca serán una empresa de «160 jugadores ni de 250». «Queremos ser una empresa donde el jugador va a hablar siempre con las personas que mandan y deciden», añade.

En la misma línea, Bouzón subraya que una idea que transmiten a los jugadores y que llevan a la práctica que define su modo de entender este trabajo es: «Cuando te vaya bien, no sé si vamos a ser los que más te llamemos, pero está claro que cuando te vaya mal, vamos a ser los primeros en estar ahí». Considera que ese trato personalizado contribuye a que la progresión de los jugadores sea mayor, y también que sus propias experiencias al haber sido futbolistas contribuyen sobremanera. «El jugador te mira distinto cuando sabe que jugaste. Entiendes lo que es estar en un vestuario, ser capitán, no estar convocado...», aporta Maric.

Otro rasgo distintivo es que suelen poner sus ojos en jugadores que no están en su mejor momento, pero a los que ven potencial y condiciones para el fútbol profesional, con Sergio Barcia como un ejemplo que los dos tienen muy presente. «Cuando lo cogimos, nos preguntaba por qué nos habíamos fijado en él si no estaba siendo un jugador importante en el Celta Juvenil», cuenta Bouzón. Y recuerda que muchas veces, ese protagonismo o no «depende de la opinión de una persona o de circunstancias del momento». Desde IG entendían que el vigués «tenía muchas de las cosas que se piden en la élite para un central» y de ahí una apuesta a la que el tiempo ha dado la razón. Como con otros de sus representados, entre los que están Carlos Domínguez, Iker Losada, Aleksa Puric o Sergi Altimira. Al técnico Borja Jiménez lo llevan desde que entrenaba al Rápido de Bouzas, en Segunda.

A la hora de incorporar a jugadores a su cartera, le dan importancia al aspecto personal. «Nos sentamos con el jugador, vemos su entorno y si es gente con la que podemos trabajar y nos va a escuchar», partiendo de que la decisión la toma el jugador siempre, pero ellos están para guiar y aconsejar. «Él tiene que aceptar ciertas cosas, por ejemplo, hoy el futbolista tiene que llevar un tipo de vida distinto para un fútbol físico. Damos importancia a la nutrición, a los datos físicos, pero también a cuestiones como las redes sociales», desgrana Maric.

En el momento actual, y por decisión propia, no llevan a jugadores por debajo de juveniles. «Antes, no se necesita una ayuda o un seguimiento, sino que son prácticamente niños que tienen que disfrutar, formarse, estar con la familia y los amigos», plantea Maric. Ellos huyen del modelo de «agencia grande que va cogiendo un gran número de jugadores a ver si le sale alguno bueno» y llegan a entender la mala prensa de su gremio. «Ahora estamos de este lado, pero muchas veces se tiene la percepción de que el agente es una persona que se aprovecha de tu éxito y va a rebufo. Era lo que no queríamos. Es muy diferente potenciar a los jugadores para ayudar a conseguir ese éxito, sabiendo que si a ellos les va bien, nos va bien a nosotros, pero sin anteponer nunca nuestros intereses a los suyos», reflexiona Bouzón.

Preguntado por si la negociación es la parte más complicada, Maric tiene claro que no. «Lo llevamos bien, sabemos cómo marcar los tiempos y llegar a situaciones de ventaja. Nos gusta ver fútbol e igual la parte más distinta a cuando jugábamos es ese contacto con el agente, pero lo interpretamos como algo normal en el 2025 y ya está», sostiene. Para Bouzón, lo más complejo es la gestión de las expectativas: «Hay que pensar en grande, pero contar la verdad. Tenemos que ser un apoyo y dar consejo, pero la clave es el rendimiento del jugador. No puedes decir ‘te vamos a llevar aquí’ o ‘vas a firmar allí’ . Eso nadie lo sabe y sería engañar», expone el redondelano. No obstante, ellos sí marcan objetivos y ofrecen herramientas. Por ejemplo, cuentan con un analista, ofrecen datos de Big Data y material audiovisual. «Mostramos dónde está su mejora a nivel técnico y eso no influye ni va en contra de los parámetros que el marque el entrenador», advierte.

En cuanto a sus propias expectativas con IG Dreams, explican que siempre han sido ambiciosos, pero sí que las han superado. «Cuando empezamos, no pensábamos en ‘vamos a llegar aquí o allá’, sino en hacer las cosas bien trabajar. Y a partir de ahí, ha ido llegando solo. Siempre estamos pensando qué hacer para mejorar. Si te relajas y piensas que ahora ya va bien, es cuando empiezas a bajar», profundiza Maric. Bouzón señala que pensaban en grande e insiste en que «no va relacionado con el número de jugadores o los equipos en que estén, sino en ver dónde estaban y dónde están, qué contratos tenían y tienen. Que mejoren es el mayor éxito», y lo han experimentado con la mayoría de sus jugadores.

El gallego vive en Vigo y lleva más la parte nacional, mientras que el serbio, en su país natal, se encarga en especial de lo foráneo, aunque ambos comparten responsabilidades y viajan constantemente. Discrepan de manera sana: «Nos complementamos y nos mejoramos, nos hacemos crecer. Si uno ve una cosa que el otro no, cuando una persona de confianza te da una opinión sincera, recapacitas y te das cuenta de que puede tener razón», afirma Maric. Los dos mencionan la visión que tuvo él con Arabia, donde comenzaron a trabajar antes de que fuera tan común --llevaron allí dede el Córdoba a Sasa Jovanovic en sus inicios como agencia-. Buscando diferenciarse desde el primer día.