El segundo mercado de Luís Campos, también en cuarentena

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Desde la llegada del luso, en el 2022, el Celta se gastó 49,1 millones en 14 fichajes sin conseguir el salto hacia el ecuador de la tabla que por límite le corresponde

01 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El acuerdo de Luís Campos con el Celta fue todo un bombazo cuando se conoció. Un equipo de perfil bajo le ganaba la partida a alguno de los tops de las grandes ligas y se hacía con los servicios del hombre que llevó al olimpo a conjuntos como el Lille o el Mónaco. Se ponía en marcha un modelo nuevo con el asesor deportivo moviendo los hilos, con un emisario en Vigo y con una cartera de fichajes que no estaba al alcance del Celta en una situación normal. Sin embargo, la primera temporada del luso resultó un fiasco con final feliz por la salvación y la segunda, con semejante inicio, está en cuarentena.

Por el momento, la inversión de 49,1 millones en 14 fichajes en dos mercados estivales no encuentra correspondencia en la clasificación. De hecho, a los vigueses les corresponde por límite salarial un lugar en el ecuador de la tabla y el curso pasado fueron décimo terceros, mientras en la actualidad ocupan la última plaza que libra del descenso.

Además, en la primera temporada, el ciudadano de Esposende ocupaba un papel un tanto secundario con Antonio Chaves, entonces director general, como responsable máximo de todas las operación. Ahora, de la mano de Marián Mouriño, Campos es el jefe supremo de la parcela deportiva con permiso de Rafa Benítez, que también tiene una cuota de poder importante. Ese cambio de rol y la experiencia acumulada de un año no se notan por ahora al cuajar el equipo el peor inicio de liga en cuatro décadas con solo cinco puntos.

La llegada de Luís Campos al Celta también cambió su modo de actuar en el mercado. El club acentuó su perfil de equipo vendedor como un arma para luego ir al mercado y poder fichar jugadores por encima de las cantidades habituales. Con el luso, la entidad recaudó en ventas hasta la fecha 73,4 millones de euros (los 40 de Gabri son los que marcan la diferencia) y se gastó casi 50, a una media de 25 por año, muy por encima de la media histórica por año.

Hasta aquí, a apuesta la salió redonda al Celta, pero el problema aparece en el apartado deportivo. De los siete jugadores (además de los cedidos) que llegaron la temporada pasada, solo el rendimiento de Carles Pérez y la participación de Óscar Mingueza y Unai Núñez respondió a las expectativas. Strand Larsen se quedó con la pólvora mojada (cuatro goles para un delantero de 12 millones), Luca de la Torre tardó en encontrar un hueco en el once y Williot Swedberg apenas tuvo protagonismo. Agustín Marchesín fue titular hasta que llegó la lesión a principios de febrero.

En total, en su primer mercado, Luís Campos se gastó 22,35 millones, cuatro menos que los pagados en el verano del 2023, y el resultado deportivo fue una salvación agónica y dos entrenadores en el banquillo. En su planificación se echaba de menos un hombre de último pase y un segundo lateral izquierdo que presionara a Javi Galán.

Este verano, el desembolso económico más grande volvió a destinarse a la posición de delantero con el fichaje de Tasos Douvikas, también desde el fútbol holandés. En total, el Celta ha gastado en nueve en dos años 24,4 millones. Por el momento, el griego lleva un tanto y no se ha estrenado como titular, aunque tiene protagonismo en todos los partidos. Carl Starfelt, el sueco que llegó con el brazalete de capitán bajo el brazo, es la principal novedad con respecto al curso pasado. El central es, conjuntamente con Jonathan Bamba, que llegó libre, el fichaje de este verano más utilizado, mientras que apuestas de futuro como Carlos Dotor o Manu Sánchez no están gozando de la confianza de Benítez en este arranque.

Pagar dos veces por Carles

El caso más curioso lo representa Carles Pérez, ya que el Celta pagó el primer año un millón de cesión a la Roma y el segundo, 5,2 en concepto de traspaso, también al conjunto romano. El catalán, lastrado por una lesión, no ha podido alcanzar el nivel del curso pasado por el momento.

El cambio más grande con respecto a la campaña pasada es que entonces el Celta tuvo cinco jugadores cedidos, uno de ellos, el catalán, y este curso solo está en esa situación Unai Núñez, cuyo préstamo es un tanto ficticio, ya que está acordado que pase a ser jugador del Celta el próximo año a cambio de siete millones de euros, una cantidad que ya podría ser añadida a los 48 gastados hasta la fecha. Este verano, Campos quiso hacer un desembolso más con un mediocentro, pero la operación no llegó a concretarse a tiempo.

Estos siete fichajes, unidos a la continuidad de los otros siete del curso pasado, invitaban al optimismo, pero el año que se presumía tranquilo ha comenzado torcido y Luís Campos, que sigue compartiendo al PSG y el Celta, es uno de los destinatarios de las miradas críticas. El Celta se mostró encantado con su llegada y el presidente Mouriño, en su última comparecencia, comentó que le gustaría prolongar el acuerdo que expira en junio del 2024, pero para llegar a ese punto, el Celta necesita acelerar y alcanzar la tierra de nadie cuanto antes. Por ahora, el súper director deportivo no responde a las expectativas que despertó en el momento de su llegada.