El plan para repoblar Balaídos

x. r. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Recuperar al abonado, mejorando la comunicación, y ofrecer un abanico de actividades el día de partido, los pilares de una apuesta para llenar el estadio

31 ene 2022 . Actualizado a las 21:04 h.

El Celta parece decidido a solucionar uno de sus grandes problemas: la falta de sintonía con sus abonados y la necesidad de repoblar las gradas de Balaídos, uno de los campos con entradas más discretas de Primera División. Con Raúl Rivas a la cabeza como responsable del área social y de día de partido, el club ya ha comenzado a dar pasos para concretar el plan. El primero ha sido escuchar a los abonados y comprometerse a mejorar la comunicación con ellos, algo que está en vías de solución. Lo segundo, diseñar un ambicioso proyecto para llenar de actividades paralelas (visitas, conciertos...) los días de partido. También buscar nuevas vías, no solo pensar en el abonado tradicional o en el aficionado que compra una entrada puntual. Hay un amplio abanico intermedio que explotar.

¿Cuál es el objetivo del nuevo departamento?

Recuperar al abonado y llenar Balaídos, por este orden y casi a la par. Todas las acciones que el club lanzará en un futuro próximo van encaminadas a esos dos aspectos que se resumen en fomentar en lo posible el día de partido. El proyecto tampoco quiere quedarse en los dos polos: abonado de toda la temporada o aficionado al fútbol que compra una entrada puntual, sino que ve mucho margen para terceras vías: por ejemplo, que haya un aficionado que solo quiera ir a cinco partidos concretos, pueda hacerlo, o una entrada familiar para un día concreto. La idea es no limitarse, sino abarcar muchos perfiles. Que en el universo celeste tengan cabida todas las posibilidades.

¿Cuáles han sido los primeros pasos para conseguirlo?

Lo primero desde la llegada de Raúl Rivas fue enviar una encuesta a los abonados a finales del 2021 y ahora comienzan las reuniones presenciales con un centenar de socios, en grupos de diez, para escucharlos de primera mano y compartir ideas que puedan derivar en el fomento de la asistencia al campo. También saber en qué debe mejorar el club. Al mismo tiempo se celebraron reuniones con las peñas.

¿Qué dicen las encuestas y las primeras reuniones?

Lo primero, que el celtismo demanda ser atendido y escuchado, pero de los primeros contactos efectuados también se desprende que a la masa social le gusta vivir más de cerca su pasión por el Celta, recuperar los orígenes, algo que el club parece tener en cartera para poner en funcionamiento en un futuro próximo (el mes de marzo como tope).

¿Cuáles fueron las conclusiones de las reuniones con las peñas?

La principal fue que los aficionados se quejaron de que no se sentían atendidos y que les costaba mucho saber a quién se tenían que dirigir cada vez que tenían un problema. También que la vinculación con el pasado se estaba perdiendo y que el abonado era prácticamente un número, alguien que ponía dinero y poco más y que les gustaría cambiar por completo esa dinámica.

¿Qué piensa el Celta de esa falta de información?

El club reconoce que en general no se explicaron bien los procesos y que mejorar la comunicación con sus abonados se ha convertido en algo fundamental, de ahí la apuesta por el nuevo departamento que dirige Raúl Rivas. Uno de los ejemplos más claros fue el cambio de asiento a los abonados por la demolición de la grada de Marcador. Faltó información para que el proceso fuese mucho más gratificante para los afectados.

¿Cuál es el diagnóstico del nuevo departamento?

Que hay un amplio margen de mejora y que se pueden hacer cosas muy atractivas. También perciben positivismo en todas las reclamaciones de la masa social, con aportaciones constructivas y un deseo colectivo de que toco cambie, desde el club a los propios abonados. El primer paso es intentar mejorar la comunicación con los abonados, que sea más personalizada y no tan genérica. Que sea más efectiva.

¿Cuáles serán las líneas maestras del proyecto?

La idea es que esté más dirigido al entretenimiento que a otra cosa. Que la gente no solo acuda a Balaídos a ver un partido de fútbol, sino que tenga la posibilidad de hace más cosas y que pueda disfrutar de ellas. «Que acabe el día con un buen recuerdo», dice a modo de resumen un portavoz autorizado. Una apuesta con ciertas reminiscencias del mundo NBA. Visitas, conciertos y actividades varias están sobre la mesa.

¿Todas las medidas serán para esta temporada?

No, ni el tiempo que queda de liga (menos de una vuelta) ni el escenario todavía de pandemia con recortes lo aconsejan. La idea del departamento que dirige Raúl Rivas, responsable social y de explotación del día de partido, es comenzar con las novedades esta temporada y ampliarlas en la próxima, esperando que vuelva la normalidad, lo que permitiría que la gente pudiera disfrutar (por ejemplo) de la comida en las gradas, algo que no se puede hacer por normativa covid en la actualidad. También necesita tiempo el departamento para el desarrollo tecnológico de ciertas iniciativas.

¿Se ha hecho algo para el día de partido?

Esencialmente, se ha apostado por el precio dinámico de las entradas para los partidos de este año 2022. Con respecto a la primera vuelta se han ajustado por precios, a la baja, y el resultado ha sido un incremento de público. La ocupación en estos momentos del estadio en los días de partido ronda el 65 % según fuentes del Celta.

¿Los horarios juegan en contra?

Son una de las principales losas para poblar las gradas de Balaídos. Los partidos en fines de semana escasean y jugar en viernes o lunes y a horas intempestivas es un hándicap importante. Otro obstáculo a sortear.

¿Afectan las obras y el resultado final de la reforma de Balaídos?

La obra actual de Marcador ha dejado al estadio con 7.000 localidades menos, un hándicap para recuperar el mejor ambiente. En el futuro, está por ver cómo quedará Balaídos tras la reforma, y una de las reclamaciones del Celta ha sido el poco espacio que quedaría para las zonas de ocio. No obstante, la clave para los promotores del día de partido estará en la capacidad de adaptación. Sacar espacios de la chistera.