El Celta se descosió por dentro

Julio Álvarez- Buylla VIGO

GRADA DE RÍO

Emilio Naranjo

El equipo volvió a dejar ramalazos de lo que quiere ser, pero sin la continuidad suficiente

14 sep 2021 . Actualizado a las 21:34 h.

El Celta volvió a dejar ramalazos de lo que quiere ser, pero sin la continuidad suficiente para puntuar ante un rival como el Real Madrid que volvió a brillar más por sus individualidades que por el juego colectivo mostrado. Los vigueses volvieron a dejar sensaciones que incluso se pueden dar por buenas por la calidad del rival, pero que no suman puntos y a la postre lo que manda son las matemáticas.

Eduardo Coudet mantiene el atrevimiento como propuesta. Presión arriba que provoque el error del rival e inmediata finalización. En 4 minutos valió un gol y generó con posterioridad alguna ocasión más. La ventaja en el marcador me atrevo a decir que no varió el planteamiento de los vigueses de buscar el equilibrio entre la presión alta y un posicionamiento relativamente avanzado en tres cuartos de campo. Pero el Madrid en su campo somete, incluso el Madrid del domingo. Te fija los centrales, genera superioridades por dentro y planta los laterales en los costados del área rival. Te hace correr y bascular continuamente a base de cambios de orientación al pie y además, cuando pierden el balón, te presiona el primer pase y vuelta a atacar. El asedio, sin ser en este caso algo realmente asfixiante, fue lo suficiente como para hundir a los celestes cerca de su área quedándose a merced del talento de los Benzema y compañía.

Pero los vigueses centraron sus esfuerzos en descoser a los madrileños por la zona de un Miguel Gutiérrez al que buscaban las escasas veces que eran capaces de transitar en ataque. El guion conocido: robo, pase sobre Iago, decisión acertada del de Moaña y correr para llegar con el número de efectivos suficientes al área contraria como para generar desconcierto en el rival y un nuevo gol en la buchaca.

De nuevo en ventaja, el Celta aprovechó un cierto bajón blanco en la presión y con más espacios empezó a tomar consciencia de la necesidad de tener el balón. El Celta, sin balón, se vuelve vulnerable, los rivales lo conocen y es ahí donde Coudet tiene más trabajo por hacer y donde existe margen de mejora y progresión. Los vigueses no destacan por su talento físico, pero sí por su talento técnico. Cuando los rivales presionan arriba y el balón se disputa en el juego directo los celestes no están cómodos y por regla general eso redunda en el control del partido. Los de Coudet parecen necesitar centrarse en la búsqueda de más alternativas en la salida de balón, además de la asunción de ciertos «riesgos controlados» dotados de soluciones defensivas para cuando esos riesgos supongan pérdidas de balón.

Y es que en defensa no hubo un horizonte mas despejado. La segunda parte dejó nubarrones en clave defensiva que si bien es cierto que para contextualizarlos es necesario valorar la calidad individual del rival y las realidades de un Jeison Murillo que debutaba con poca carga de trabajo con el grupo y que además Néstor Araujo y Renato Tapia llegaron casi directos al campo. Dicho esto, los vigueses por dentro no estuvieron bien, cometiendo errores a la hora de escalonarse, errores de orientación e incluso en las coberturas dentro de la misma línea. El equipo aguantó mientras Tapia aguantó, pero los últimos 45 minutos descosieron a los vigueses afeando un partido que tal vez no reflejó sobre el campo la superioridad que reflejó el resultado.

Y ahora toca lo que siempre toca cuando llevas cuatro partidos sin ganar. Cádiz inaugurará una semana intensa de partidos en la que cuanto antes llegue ese primer triunfo, antes se evitará que se empiece a hablar de las famosas dinámicas y demás. Yo personalmente me mojo: no dudo y soy optimista… pero en futbol 1+3 son 4.