¿Hasta cuándo tiene que cargar con la mochila del pasado?

Xosé R. Castro VIGO

GRADA DE RÍO

LOF

14 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Emre Mor se queda. Lo admitió el club y lo demuestran los hechos. El turcodanés ha superado los dos primeros exámenes: el de pretemporada y el del estreno oficial, pero ¿hasta cuándo va a tener que pasar reválidas en su regreso a Vigo?

Por un lado, su negro pasado invita a pensar que todas las semanas y en cada partido, pero al mismo tiempo debería llegar un momento en donde la lupa deba ampliar el radio de acción. Que el jugador tenga el mismo derecho a equivocarse, y a acertar, que todos los demás.

En el fútbol, como en la vida, pocas veces hay una segunda oportunidad. Y una tercera suena a un imposible. Los futbolistas, como gremio distinto, también tienen ese privilegio de vez en cuando. En la cúpula de Príncipe estaban cansados de los desaires y de la falta de compromiso del jugador más caro de la era Mouriño. Desprenderse de él parecía la mejor opción para todos. Perdiendo dinero pero quitándose un marrón de encima.

Sin embargo, los tiempos de pandemia que todo lo marcan, han cambiado el escenario. Vender a Emre Mor con semejante carta de presentación era imposible y quedárselo no parecía la mejor opción. Hasta que el futbolista pidió otra oportunidad, demostró con hechos que no iba de farol y de paso le solucionó al Celta uno de sus problemas: contar con un hombre desequilibrante para el ataque sin necesidad de ir al mercado y pagar un traspaso.

Tan perfecta es la película que el final mete un poco de miedo. ¿Qué queda del jugador que desafiaba con sus mensajes desde el trono? ¿Qué fue de aquel consumado especialista en el Fortnite en las partidas de media noche? Y de aquel hombre de los chándales extravagantes que casi siempre llegaba tarde a entrenar. Parece que nada.