El Celta planteó un partido para sumar asumiendo los mínimos riesgos posibles y dio resultado, consiguiendo un importante punto que refuerza la dinámica positiva de las últimas semanas. El partido se convirtió básicamente en un ejercicio defensivo en el que los vigueses pese a no conceder importantes oportunidades a su rival, tampoco fueron capaces de tener el control del juego ni de inquietar la portería local, aunque no es menos cierto que ni las características del rival ni la baja importante de Aspas hacían presagiar de inicio un partido sencillo. En definitiva, el Celta vuelve a sumar y mantiene la portería a cero por tercera semana consecutiva, dato muy importante sobre el que construir la recuperación de un equipo que, pese a los últimos buenos resultados, todavía no ve con desahogo su posición en la tabla.
1LA CLAVE
Unos y otros convirtieron la lucha por el segundo balón en protagonista del partido. El Getafe, porque basa su juego en la capacidad de sus dos delanteros tanto para aguantar la pelota de espaldas como en la profundidad con sus caídas a las bandas, y el Celta porque ante la presión local no tuvo más remedio de jugar en largo. Los locales no sorprendieron y se plantaron en el campo con tres líneas solidarias y juntas, lo que les permitió llegar ese medio segundo antes a cada balón dividido. El Celta se defendió con corrección pese a no tener el balón y perderlo con relativa rapidez, lo que permitió a los locales encadenar ataques buscando los centros laterales intentando hacer valer la envergadura de sus puntas. La superioridad numérica celeste en los últimos diez minutos no varió un planteamiento conservador con el que los vigueses perdieron desde el inicio la batalla en el medio campo, lo cual no impidió conseguir el punto buscado, pero que mermó las opciones de inquietar en ataque a los locales.
2SIN PAUSA
Faltó Aspas y se notó. Se echó de menos ese balón en los pies del delantero de Moaña capaz de romper esa primera línea de presión. El Celta no tuvo pausa en la construcción de sus transiciones ofensivas y la duración del balón en los pies de los celestes tras recuperarlo apenas permitía a la línea defensiva adelantar sus posiciones lejos de Rubén. Bradaric y Okay sufrieron la presión agobiante del rival tras pérdida y faltó un enganche que encontrase los espacios entre los dos medios centros y los dos centrales madrileños que fueron capaces de aislar a un Smolov que solo encontró balones cuando fue al medio campo a recibir. Con Rafinha y Mina en las bandas la sensación que daban los jugadores celestes cuando recuperaban el balón era de lejanía, acrecentada esta por la ayudas defensivas del rival.
3LAS TAN MANIDAS DINÁMICAS
Hablar de dinámicas parece hablar de un cajón desastre en donde entran todos los tópicos que futbolísticamente no pueden explicar los resultados negativos o positivos. Pero las dinámicas tienen una base, una base explicada en la autoconfianza, la capacidad de concentración, la motivación y la gestión de las dificultades en cada jugador. Y es evidente que los malos o buenos resultados tienen un reflejo claro en cómo estos cuatro aspectos psicológicos influyen de manera clave en el rendimiento de un deportista y en el resultado positivo o negativo de un remate, de la ejecución de una acción defensiva o simplemente de la toma de una decisión. Y después de los últimos partidos esta dinámica parece haberse tornado en positiva. Era hora.
4LOS PILARES
El Celta volvió a enfrentar tres centrales ante un equipo que le atacó con dos puntas. Elección que se ha mostrado correcta dada las características de los puntas rivales. Los célticos están basando su recuperación en la mejora defensiva y el sábado, con permiso de Rubén, tanto Aidoo, como Murillo, como Araujo (pese a un par de despistes) fueron los pilares sobre los que se cimentó el punto conseguido ante un rival nada fácil.
Julio Álvarez-Buylla es entrenador nacional, máster en psicología deportiva y coach deportivo.