Los números de la década prodigiosa

x. r. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El Celta superó el proceso concursal el 30 de junio del 2009, durante estos diez años la deuda pasó de 67.337.010,43 a 183.626,43 euros y el club se transformó de moribundo en ejemplo de gestión

30 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado diez años desde que el Celta burló el momento más difícil de su historia en los despachos después de una larga etapa en permanente causa de disolución. «Acabamos de resucitar a un muerto», dijo Antonio Chaves, entonces ya director general del Celta, en los pasillos de la Audiencia Provincial de Pontevedra al filo del mediodía del 30 de junio del 2009. Los celestes, ante la tutela de la autoridad judicial, acaban de sacar adelante un concurso que rebajaba la deuda de 67.337.010,43 euros a 30,4 después de negociar tres opciones de quita con los acreedores (algunas del 85 %). Una década después el equipo vigués ha pagado 30.273.405,6 euros y únicamente le quedan 183.626,43 a pagar a la Agencia Tributaria el 30 de junio del próximo año.

El Celta movió los hilos para entrar en la Ley Concursal con celeridad. Lo hizo después del Las Palmas y el Alavés y siguiendo los pasos del desaparecido Ourense, que le sirvió de aval para reclamar la quinta del 85%. La negociación tuvo que respetar la deuda privilegiada con Hacienda, pero aun así logró una quita del 85% en la deuda ordinaria (11.848.443,60 euros) pero consiguió un convenio con Abanca (entonces Caixanova) que convirtió parte de la deuda en acciones (descontó 8.033.189,25 euros de la deuda) y pasó a ser el segundo accionista del club después del propio Mouriño. En total el proceso salió adelante con el 52% de los votos, con un 17% de minoritarios en contra y con la abstención de la Agencia Tributaria y la Seguridad Social.

Cuando los rectores célticos salieron aquel día de Pontevedra tenían por delante un plan de austeridad que cumplir a lo largo de once años, pero las ventas y el regreso a Primera no solo mitigaron la situación sino que cambiaron por completo el panorama hasta el punto que desde el 2016 al Celta solo le queda por pagar el millón final pactado con Hacienda por la demora de la deuda privilegiada y que no produce intereses, de ahí que se pague cada año atendiendo al vencimiento estipulado.

Los mayores recortes a la deuda concursal llegaron por la venta de jugadores y por los derechos de televisión. En el convenio concursal aprobado se especificaba que el club debía destinar a pagos concursales entre el 40 y el 69% del importe de las ventas en función de diferentes parámetros. En este sentido los ejercicios con mayor recaudación llegaron en el cuatrienio 2012-2016 en los que el club pagó un total de 20,3 millones. Fueron los años de los traspasos de Iago Aspas, Nolito, Santi Mina, Augusto, Yoel o Larrivey, entre otros. Además, por televisión los vigueses pasaron de los cuatro millones de Segunda a rozar los 50 en la actualidad. Como ejemplo, la Agencia Tributaria se llevó en el 2015 5,6 millones por este apartado.

Durante este tiempo y a mayores de la deuda recogida en el proceso concursal, hay que computar también el pago de 8,1 millones a Carlos Mouriño, dinero que prestó en su día para garantizar la viabilidad del club cuando no había remanente en caja y que cobró de un modo íntegro además de 52.802,72 euros en concepto de intereses por el préstamo. Mouriño, a través del Corporativo GES tiene el 57,3 % de las acciones declaradas.