Marcelo se desvincula del Celta y deja libre una plaza de extracomunitario

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

El chileno rescindió su contrato de dos años con el Celta y se despidió de la plantilla y del celtismo para comprometerse con el Pumas mexicano

18 ago 2017 . Actualizado a las 00:06 h.

Un año y medio después de llegar a Vigo de la mano del Toto Berizzo, Marcelo Díaz se marcha. El chileno rescindió con el club en la mañana de ayer, se dirigió a las dependencias de A Madroa para despedirse de sus compañeros y por la noche emprendió un viaje sin retorno. El Pumas mexicano anunció su contratación a última hora del día de ayer. Con su salida, el conjunto vigués tiene libre una plaza de extracomunitario, lo que amplía su horizonte de mercado para fichar el atacante que sigue esperando Juan Carlos Unzué.

Marcelo tenía dos años más de contrato, pero desde el verano el club lo había declarado transferible, algo que en absoluto le gustó al futbolista chileno, que no se fue de Vigo de la mejor manera como confirmó el Tucu Hernández. «Está un poco triste, no se va del todo contento, pero nada más que desearle o mejor y toda la suerte del mundo», comentó el único chileno (y de adopción) que queda en la plantilla céltica.

Después de jugar la Copa Confederaciones con Chile, Marcelo llegó a la pretemporada del Celta con el equipo en Inglaterra. Desde el primer momento el club le hizo saber que no disputaría ningún minuto de juego en la preparación estival y que no entraba en los planes de Unzué. «Cuando confeccionamos la plantilla ni Marcelo ni Álex estaban en el diseño», comentó el pasado viernes el entrenador. Marcelo entrenó sin ninguna dificultad los últimos quince días.

A mediados de la semana pasada recibió la visita de su agente en Vigo y desde entonces se aceleró el proceso para su salida, aunque no parecía que se fuera dar con tanta celeridad. Sin embargo en la mañana de ayer todo quedó resuelto. El centrocampista tenía permiso del club para ausentarse del entrenamiento para negociar su rescisión. Lo hizo, y al filo de las doce del mediodía aparcó su coche en A Madroa para dirigirse al vestuario y anunciar su adiós. En ese momento recibió una atronadora ovación de sus ya excompañeros. «Las despedidas siempre son un poco duras. Nuestro compañero se encuentra bien y nosotros deseamos lo mejor para él. Seguro que con su calidad le van a ir las cosas de mejor manera», comentó el Tucu Hernández. También aprovechó para recoger sus pertenencias.

Horas después el propio jugador se despidió del celtismo a través de sus redes sociales. «Quiero expresar mi más absoluto agradecimiento a cada una de las personas que formaron parte de mi vida en este tiempo (18 meses)», señala un Marcelo que aprovecha para dejar claro que guardará en su corazón «los más lindos recuerdos». También ha tenido palabras de gratitud para sus compañeros por «todo su apoyo y respeto en los buenos y en los malos momentos», para la afición «por estar presente de forma incondicional» y a todos aquellos que «trabajan silenciosamente en el club». Por último, quiso desear al club «el mayor de los éxitos en el futuro» y concluyó con un «gracias por tanto, perdón por lo poco» enigmático. 

Convocatoria de Pizzi

Marcelo, que al mismo tiempo era convocado por Pizzi para la selección, y que ya es historia en el Celta, tenía previsto abandonar la ciudad a última hora con destino a Madrid en donde iba a pernoctar para viajar a continuación hacia el continente americano. Aunque durante el día Tigres sonó como su destino, por la noche el Pumas de la liga azteca hizo pública la contratación. Allí se encontrará con sus compatriotas Nicolás Castillo y Bryan Rabello.

La salida de Marcelo, unida a la anterior de Orellana, deja al Celta con el Tucu Hernández como único chileno. «Es una realidad muy fea. Siempre fuimos tres chilenos y ahora me quedo yo, pero se les recuerda de la mejor manea, como buenos compañeros», declaró el único superviviente de la colonia de la roja en el conjunto vigués.

Una trayectoria menguante en 18 meses como celeste

Marcelo Díaz llegó en enero del año 2016 como sustituto de Augusto Fernández, que había decidido irse al Atlético de Madrid. Lo hacía procedente del Hamburgo alemán, a cambio de 1,8 millones de euros, y en pleno proceso de recuperación de una lesión.

El chileno tardó casi un mes en debutar. Fue en la ida de la semifinal de Copa del Rey en Sevilla en los últimos minutos cuando la eliminatoria ya estaba casi perdida. A partir de ahí se convirtió en un asiduo de los once del Toto Berizzo y disputó 16 partidos esa temporada.

El curso pasado, arrancó mal, le faltó continuidad y nunca pudo forman parte de la unidad A. El Chelo acumuló 28 partidos, pero casi siempre entrando en la rotación para darle descanso a los habituales titulares.

Se marcha con dos goles, ambos de falta directa, uno al UCAM Murcia y el otro al Granada en Los Cármenes.