Hay partidos para olvidar

GRADA DE RÍO

Alberto Estévez | Efe

Berizzo tuvo que recomponer el esquema a los ocho minutos de arrancar la contienda

05 mar 2017 . Actualizado a las 20:06 h.

Extraer conclusiones positivas de la visita al Camp Nou es una hazaña. Posiblemente la mejor noticia fue el nivel que demostró un Sergi Gómez que estuvo concentrado durante los 90 minutos y que demostró estar rápido y querer un sitio en el once, y las ganas con las que Aspas jugó los 90 minutos a pesar del marcador. Lo demás fue un dolor. El Barcelona no dejó al Celta asomar la cabeza, y la consecuencia fue que los vigueses regresaron a casa con un buen puñado de goles en contra y los ánimos por los suelos cuando faltan cuatro días para recibir al Krasnodar. Quizás el planteamiento con el que Eduardo Berizzo quiso innovar tampoco ayudó al equipo. Pero el mayor problema estuvo en el rival. Ayer el Barça quiso ser el mejor.

El arranque

Diez minutos, suficiente. Berizzo quiso sorprender a Luis Enrique y dio un giro a la pizarra. Pero ocho minutos fueron suficientes para detectar que los cambios que había introducido en el reparto de posiciones no funcionaban. La propuesta inicial pasaba por convertir a Hugo Mallo en la sombra de Jordi Alba, dando la sensación de actuar como extremo, ubicando a Facundo Roncaglia como lateral y confiando a Aspas el marcaje a Busquets. El problema era que la velocidad de Neymar era desbordante para el zaguero argentino, por lo que el Toto tuvo que retirar su apuesta y recolocar a su once. Mallo, en su partido más flojo en años, se convirtió en el marcador del brasileño, Roncaglia, pasó a ejercer como líbero en una defensa de cinco que nunca se encontró cómoda, y Iago hizo lo que pudo. Mucha intención, ni pizca de fortuna.

El control

Ni rastro de posesión. El Celta estuvo a merced del Barcelona, entre otros motivos, porque no dispuso del balón. Los de Luis Enrique, sabedores de cómo se las gastan los vigueses, le negaron la pelota a los célticos, defendieron y atacaron con ella, y a los del Toto no les quedó otra que correr como pollo sin cabeza tras las camisetas blaugranas. Porque el uno contra uno no funcionó, la presión no dio sus frutos, y la colocación de los célticos era defectuosa. Así se explica que el Barcelona encontrase espacios para correr, robase balones, se hiciese con los rechaces y jugase como si careciese de oposición. El Celta no pudo ser fiel a su filosofía porque el rival lo cortocircuitó. La medular culé ganó sobradamente la partida a la de un equipo en el que Radoja ni frenaba ni creaba, y Wass solo era capaz de correr.

La duda

Recuperarse para el jueves. Berizzo salió con su mejor once al Camp Nou. No especuló a pesar de que dentro de cuatro días el Celta recibe al Krasnodar, y ahora la duda es ver cómo repercutirá el duelo con el Barcelona en los vigueses. Porque los célticos llegarán al choque de la Europa League con muchos partidos encima y con el duro correctivo del marcador y las sensaciones transmitidas en Cataluña. Olvidar la contienda y recuperar anímica y físicamente a los jugadores deberá ser el primer paso del Toto.

Un 35 % de control de balón y dos tiros a portería

El Celta está acostumbrado a dominar el balón, pero el Barcelona se lo retiró ayer en el Camp Nou. Tanto, que los datos estadísticos arrojan que la posesión del equipo blaugrana alcanzó el 64.2 %, por lo que los vigueses solo tuvieron un 35,8 % de control de la pelota. Un porcentaje ínfimo para un conjunto que solo sabe defenderse y atacar a través del esférico.

En cuanto al balance ofensivo, el Celta concluyó la contienda con dos tímidos tiros entre los tres palos frente a los siete de los de Luis Enrique, de los que cinco acabaron en el fondo de la portería. A nivel de pases, el Celta combinó en 353 ocasiones, de las que solo 264 entregas fueron correctas. El Barça tuvo 636 y 545 fueron acertadas.

2 puntos menos que en la primera vuelta a estas alturas

Berizzo marcó como objetivo que el Celta mejorase en puntos la primera vuelta. Sin embargo, tras siete jornadas ya lleva déficit. Tras los siete primeros encuentros de la Liga los célticos acumulaban 10 puntos, ahora llevan ocho, aunque queda por disputar la cita pendiente frente al Real Madrid.

Los vigueses encadenan ahora tres jornadas sin conocer la victoria. El último triunfo del equipo fue frente al Osasuna. Desde entonces llegaron el empate a unos en El Molinón, la igualada 2-2 en casa frente al Espanyol, y ahora la derrota frente al Barcelona. El Villarreal, el domingo es el próximo reto.