Fernando Cáceres y Tomás Hervás jugaron la remontada ante el Aston Villa y la eliminación al Shakhtar
23 feb 2017 . Actualizado a las 18:36 h.El Celta necesita esta noche una especie de combinación de dos partidos míticos de su historia. El primero, por lo que se refiere al resultado, es el que le enfrentó al Aston Villa a domicilio el 3 de noviembre de 1998, cuando debía remontar ante un rival nada asequible un 0-1 adverso en Balaídos. El otro se jugó dos años más tarde, ante el mismo equipo que hoy y, aunque en otro estadio, con el componente de las bajas temperaturas como dificultad añadida. Hay dos futbolistas que vivieron esos dos encuentros en primera persona y sobre el césped: Fernando Cáceres y Tomás Hervás.
Para los dos estos duelos son partidos que recuerdan sin necesidad de pararse a echar la vista atrás. Los recuerdos, dulces, se agolpan en cuanto se les mencionan y ambos esperan que todo el celtismo los reviva hoy. «En primer lugar, necesitábamos ganar y en segundo sabíamos que había posibilidades de hacerlo. Es lo mismo que le pasa al Celta de hoy», dice el Negro en referencia al partido de Inglaterra. También ve conexión entre la confianza que sentían ellos en los días que mediaron entre la ida y la vuelta y el mensaje que se ha transmitido desde el vestuario que dirige Berizzo. «Ellos eran un equipo fuerte de la Premier, pero nosotros estábamos en un gran momento. El fútbol lo teníamos y con él podíamos complicarles. Este Celta ha demostrado que también lo tiene».
Tomás recuerda por un lado el pensamiento de «ya perdimos en casa y ahora vamos fuera, que será aun más difícil», pero coincide con el que fue su compañero. «Era un momento bueno y se pudo plasmar. Además el 0-1 es un resultado malo, pero que te permite especular. No te obliga a marcar un número determinado de goles. Eso juega en favor del Celta», evalúa. No esconde que, a su juicio, «aquel Celta era mejor», pero recuerda que este tiene «otras cosas». «Todo aficionado, y me incluyo, debe estar satisfecho con este equipo».
Aunque Berizzo no había llegado todavía al Celta cuando se produjo la gesta del Villa Park, el también argentino ve en él a la persona clave para motivar al equipo en unas circunstancias como estas. «Él es el que mejor puede estimularles porque es quien sabe cómo funciona el equipo y lo que puede dar. Seguro que está convencido de que jugando como hasta ahora se puede conseguir sin problema. Fútbol y equipo hay, sin duda».
El frío, una anécdota
Las previsiones apuntan a que las temperaturas en Járkov no será, ni mucho menos, tan bajas como las de Donetsk hace 16 años. Pero ni aunque lo fueran Cáceres y Tomás lo ven como un impedimento. «Hacía mucho frío, sí, pero empieza el partido, se te pone el corazón a mil por hora y te olvidas de todo lo demás. Sabes que es el momento de demostrar que puedes hacerlo. Frente al frío, el corazón lo puede todo».
Coincide Tomás en que las bajas temperaturas juegan un papel prácticamente insignificante. «Entonces no utilizábamos ni camisetas térmicas, recuerdo salir sin interior incluso. Nos echábamos un radio salil en los pies y poco más. Una vez que calentabas entrabas en calor como en cualquier partido». Además, las previsiones le parecen alentadoras. «Si además va a haber sobre dos grados, te los encuentras a veces en Ponferrada o si te toca un domingo en Vitoria», compara. Él también confía porque «el Celta no mereció perder en la ida e igual que lo consiguió el Shakhtar, ellos también pueden».