Remontada a toda velocidad

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro MELGAÇO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

Bongonda y Marcelo cambian el signo de un amistoso que nació torcido por la plaga del balón parado

29 jul 2016 . Actualizado a las 13:48 h.

Dudas en el primer tiempo, con un gol en contra a balón parado, y remontada en el segundo tiempo con un Celta mucho más vertical liderado por la manija de Marcelo, omnipresente en el centro del campo para jugar y para cortar pese a que jugaba sus primeros minutos de la temporada, y en especial por un eléctrico Bongonda, que marcó el tanto del empate y lideró el ataque vigués. El gol del triunfo lo marcó Guitián en propia meta, pero los vigueses en este segundo acto coleccionaron ocasiones de todos los colores.

Muchas más sombras que luces en el primer tiempo. Casi todas. Porque la apuesta de Berizzo de combinar primeros espadas y aspirantes no funcionó de inicio. Lo parecía en los primeros escarceos bajo la batuta de Pape, pero el gol pucelano, en jugada a balón parado lo complicó todo. Por el momento el verano no ha servido para que los vigueses pongan coto a un mal endémico. El Lugo le remontó por ese camino en Barreiro y el Valladolid encontró petróleo para adelantarse. Córner, prolongación y Mata dentro del área pequeña para marcar a placer. Con todos los celestes haciendo la estatua.

El gol estimuló a los pucelanos y desconcertó a los vigueses que encadenaron demasiadas pérdidas de balón, pecaron de fútbol horizontal y solo tuvieron un momento lúcido para intentar equilibrar el marcador. Brais con un tiro flojo, Aspas con una falta mal despejada y Guidetti en el rechace posterior estuvieron cerca del gol, pero una vez más faltó puntería en un equipo que sigue empeñado en entrar con el balón hasta la cocina. El Toto hizo coincidir por dentro a sus dos nueves, pero el experimento no funcionó, aunque siempre puede ser un recurso. Ya utilizado en alguna ocasión la temporada pasada.

Al Valladolid no le hacía falta tanto. Le bastaba con rapidez en las contras para encontrar agujeros en una defensa del Celta mal ensamblada en donde Sergi Gómez ejercía de achicador.

Berizzo hizo nueve cambios en el descanso (solo siguieron en el campo Hugo Mallo y Wass) y esa segunda unidad salió más enchufada y además se encontró con el gol del empate por la vía rápida y de un modo individual, con una galopada de Bongonda, que lo hizo todo. Gol de tiro cruzado incluido.

El tanto y las ganas llevaron a los célticos a monopolizar el juego ante un rival acantonado con Marcelo convertido en mariscal del juego y con Drazic y Borja Iglesias como jugadores que más buscaban la finalización. También Cabral que asumía todos los remates a balón parado (con la cabeza y con el pie). Sin embargo la remontada llegó con una jugada de Señé, recuperado de sus molestias, con centro dirección a Borja Iglesias y el vallisoletano Guitián introdujo en propia meta.

Con el 1-2 en el marcador no cambió la decoración. El Celta siguió monopolizando el balón e hizo ocasiones para aumentar el resultado ante un Valladolid, quizás con menos calidad que su primera unidad, que apenas salió de su campo, más que en un par de contras.

En el cuarto duelo de pretemporada para los celestes llegó la primera remontada.

Ficha técnica

Valladolid: Becerra; Moyano, Álex Pérez, Rafa y Balbi; Luismi, Zambrano, Jordán; Juan Villar, Mata e Iban Salvador. También jugaron : Pau Torres, José. Ángel, André Leao, Mata, Zambrano, Quintana, Anuar, Guitián, Markel y Calero.

Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, David Costas, Sergi Gómez, Planas; Wass, Pape, Iago Aspas; Brais, Naranjo y Guidetti. En el segundo tiempo: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia, Jonny; Marcelo, Wass, Señé; Drazic, Borja Iglesias y Bongondá.

Goles: 1-0, min 10: Mata. 1-1, min 49: Bongonda. 1-2, min 71: Guitian en propia meta.

Árbitro: Fabio Nunes (Portugal). Sin tarjetas. 

Incidencias: Lleno en el Centro de Estagios de Melgaço, repleto de celstistas. Trofeo Vila de Melgaço.

«Tenía confianza», dice Théo, el protagonista de una cita en la que debutó Roncaglia

Théo Bongonda fue el hombre del partido. No por el gol que cambió el rumbo del amistoso sino por sus ganas, su velocidad y su desparpajo. Si en Uruguay su versión estuvo muy por debajo de lo esperado, en Melgaço sacó a relucir todo su muestrario: Regates, caños, taconazos... y sobre todo, su cambio de ritmo brutal y su habitual uno contra uno.

«Sé que este año es importante para mí y para el equipo y trato de estar lo mejor posible», comentó el jugador belga, que volvió a reiterar que puede jugar en las dos bandas. Tampoco le dio importancia a su cambio de juego con respecto a ultramar: «Hay partidos en lo que los hace menos bien y hoy tenía confianza».

Al margen de la actuación del belga, fue el partido del debut de Facundo Roncaglia, que actuó como central izquierdo. Y su primera intervención de celeste fue considera falta por el colegiado luso. No obstante, Berizzo enseguida colocó a Hugo Mallo de central y llevó al recién llegado al lateral derecho. Hay cortó el juego e intentó darle profundidad a la banda.

Una vez más el Toto demostró su confianza en Brais Méndez y Pape y les dio la titularidad. El mosense actuó en banda derecha y el senegalés en doble pivote defensivo al lado de Wass. Suyo fue el arranque de partido exhibiendo dotes para la organización, pero poco a poco fue desactivado. En la misma línea de un Naranjo que estuvo intermitente. El primer tiempo también fue un voto de confianza a Costas, pero el chapeleiro sigue necesitando un baño de confianza.

En el segundo también hay que tener en cuenta la voluntad de Drazic, que tanto en la derecha como en la izquierda fue el que más intentó el disparo desde lejos, aunque sin puntería. Igual de incansable se mostró Borja Iglesias.