Berizzo intentaba pasar página al inicio del entrenamiento sobre la noticia del día. En los únicos 15 minutos a puerta abierta de la primera sesión tras la vacaciones, reunió a sus jugadores, como de costumbre, para arrancar la sesión. Y durante su breve alocución, en ningún momento tocó el tema. Fue Larrivey quien tomó la palabra y Augusto, que no ha querido hablar en público, hasta que se tranquilice la situación, quien le secundó.
Larrivey alzó su voz para agradecer el gesto de su capitán ante el resto de la plantilla celeste, un reconocimiento que aumenta los galones del internacional con la albiceleste.
Augusto no se quedó atrás, y aprovechó para dar su versión de los hechos. Una visión que no ha querido dar en público, pero que apunta a que Gil Manzano estaba varios metros por delante y de espaldas a los dos jugadores argentinos del Celta cuando emitió la frase en cuestión. Desde su punto de vista, es materialmente imposible que Gil Manzano sepa de quién es la autoría de los hechos, lo que deja la opción a una tercera vía, que podría ser uno de los árbitros asistentes.
Augusto Fernández declaró en su día, también en una red social que «fui yo la persona que dijo esa palabra que tanta vergüenza me ha hecho sentir. De corazón pido que se revea el informe», explicando al mismo tiempo que «como profesional y como capitán del equipo no me lo puedo permitir. Jamás en mi vida falté al respeto a ningún árbitro, y si bien soy de enojarme mucho producto de cómo vivo este deporte, siempre tengo el respeto inculcado desde pequeño como base principal».
No se descarta una comparecencia del argentino, que arrastra un partido de sanción, para los próximos días.