El Celta se reconcilia con el gol

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

El equipo recuperó la pegada en una noche en la que su fútbol alternó rachas buenas y malas

17 dic 2014 . Actualizado a las 16:46 h.

Un soplo de aire fresco. Eso fue el partido de ayer para el Celta. Más allá de superar la eliminatoria de Copa, y más allá del fútbol fluctuante que expuso el equipo durante los noventa minutos, el partido frente al Las Palmas sirvió a los vigueses para reencontrarse con el gol. El 3-1 que firmaron Larrivey, Santi Mina y Orellana aplaca las urgencias, espanta los fantasmas y reconforta a un ataque que ya se había desesperado ante su falta de acierto.

La clave

Todo el ataque

Tomando como única referencia el gol, podría decirse que la noche fue perfecta para el Celta, porque los cuatro hombres de corte más ofensivo que alineó Eduardo Berizzo tuvieron protagonismo en los tres tantos logrados. Primero, Joaquín Larrivey adelantó los célticos y reavivó una sensación que no experimentaba desde el partido contra el Barcelona. Luego, Santi Mina se confirmó como la gran alternativa al tridente habitual. El canterano fue el más enchufado en el ataque, generó peligro y celebró su segundo gol el Copa. Por su parte, Fabián Orellana, que en los últimos encuentros se había especializado en centros sin remate, puso su firma al gol que selló el billete para la siguiente ronda. Y por último, Nolito, que está desconocido y pecando de preciosista y previsible, se convirtió en un hombre clave al firmar dos de las tres asistencias.

Los protagonistas

La vía más segura

Tras sacarse de la chistera un once con un buen puñado de novedades en Canarias, Berizzo prefirió echar mano de una vía que, al menos sobre el papel, era más segura. Armó el trivote con Radoja, Krohn-Dehli y Álex López, y situó en vanguardia a Nolito, Larrivey y a un Santi Mina que encadena su segundo partido consecutivo como titular.

La colocación

El tercer central

Sobre el papel, Berizzo armó su 4-3-3 habitual, pero sin embargo la puesta en escena se alteró desde el minuto uno. El argentino, que enfiló el vestuario a la media hora al ser expulsado, encomendó a Radoja la misión de marcar a Araújo, el hombre más peligroso del Las Palmas. Como consecuencia, a Krohn-Dehli le tocó ejercer labores de pivote, aunque como viene siendo habitual acabó sumándose al ataque al contar con la ayuda de Álex López. Eso sí, el peaje que el Celta pagó fue descuidar la solidez del centro del campo, lo que facilitaba al Las Palmas avanzar metros.

El planteamiento

Una montaña rusa

Aunque ayer lo importante era superar la eliminatoria y reencontrase con el gol, lo cierto es que a nivel futbolístico el partido dejó sensaciones agridulces. El juego céltico fue una montaña rusa sobre todo a nivel de claridad, intensidad y velocidad. El equipo salió en tromba, perdonó varias oportunidades claras, y tras esos primeros minutos vibrantes cayó en la indiferencia. Bajó pulsaciones, expuso en un fútbol al ralentí que alimentó al Las Palmas, y al que únicamente el gol de Larrivey devolvió la viveza. En la segunda mitad el equipo no desplegó un juego brillante, ni tan siquiera cuando dispuso de un hombre más, pero sí tuvo la pegada que había echado en falta en anteriores ocasiones.

La defensa

Un día para olvidar

Sergi Gómez y Andreu Fontás fueron los encargados de apostarse en el centro de la defensa, con Planas en la izquierda y Jonny regresando al costado derecho. La dupla catalana en la zaga, sin embargo, no acabó funcionando. Durante el primer acto se mostraron blandos, lentos a la hora de ir a por el balón y coleccionaron errores de bulto que permitieron al Las Palmas firmar un buen número de remates que, sin embargo, no estuvieron finos. Los laterales mejoraron la actuación de sus compañeros, destacando sobre todo en el apartado ofensivo. Tras la salida de Jonny, Radoja ya ejerció a todas luces como tercer central.

El debe

Materias pendientes

La intensidad y la precisión que caracterizó al Celta en el arranque de curso ha dejado paso a un momento de dudas en el equipo. Ayer el Celta pecó en cuanto a la definición de los pases, lo que permitió al equipo canario hacerse con un buen puñado de balones con los que amenazar el área celeste. La otra gran materia pendiente que sacó a la luz el partido fueron las complicaciones del equipo a la hora de replegar. Quizás porque al utilizar a Radoja como central, perdió equilibrio en el centro del campo. En todo caso, ayer la pegada celeste permitió compensar los problemas, y el viernes, ante el Almería en Liga, habrá una nueva oportunidad para reencontrase con los goles, y con el jogo bonito.