Los ceses de Abel y Herrera disparan las indemnizaciones a 2,1 millones

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El Celta cerró el curso de su regreso a Primera División con 10,1 millones de euros de beneficio

18 oct 2013 . Actualizado a las 15:18 h.

El apartado de indemnizaciones fue la partida que más desvío sufrió la pasada temporada en las cuentas del Celta. El motivo fue la rescisión de contrato de los cuerpos técnicos de Paco Herrera y, especialmente, de Abel Resino durante el primer semestre del año en curso. A esa cantidad hay que añadirle los finiquitos de David Catalá y Joan Tomás, que después de renovar su fueron al fútbol chipriota. En total el club se gastó el este concepto 2,1 millones de euros, 1,6 más de los presupuestados. Aún así, el superávit del curso pasado ascendió a 10,1 millones de euros. En el mismo se computa como ingreso extraordinario los 9,4 millones de euros que el Liverpool pagó por Iago Aspas, aunque hay que tener en cuenta que el 20 % de esta recaudación se lo lleva Hacienda para el convenio concursal y otro tanto va a parar a los créditos participativos del mismo plan de viabilidad, además del pertinente impuesto de sociedades.

En las cuentas de la temporada 12/13 que el Celta someterá a su junta de accionistas a mediados del próximo mes de noviembre, solo dos conceptos alteran su previsión inicial en números significativos. La primera hace mención a las indemnizaciones. El club tenía previstos 500.000 euros para este concepto, pero dos ceses en un curso han disparado el epígrafe. Herrera y su equipo fueron cesados cuando quedaban cuatro meses para la conclusión de la Liga y la cantidad ni de lejos rompió el balance, pero Abel Resino y los suyos recibieron el finiquito cuando todavía le quedaba un año más de contrato. Fueron cesados a la semana siguiente de firmar la salvación. La cantidad percibida por el toledano fue la que multiplicó por tres los gastos de una partida en donde también están incluidas las rescisiones de Joan Tomás y David Catalá.

La otra partida negativa, de 700.000 euros, atañe a la guerra del fútbol. La lucha por el pastel televisivo ha provocado que los vigueses ingresaran 22,1 millones de euros en vez de los 23,1 que estaban estipulados. En el desfase también se incluyen unas cantidades pendientes a la TVG.

Tampoco se cumplieron todas las expectativas en los gastos de explotación. En este caso porque el Concello no pagó los cerca de 100.000 que cuesta organizar el Ciudad de Vigo. El Celta se ha mantenido al margen de un asunto que se ha convertido en tabú.

La plantilla, 12 millones

En el capítulo de gastos de personal, la plantilla de la salvación costó 12,2 millones, mientras que el resto de los salarios del club se llevaron tres millones redondos.

En cuanto a jugadores, las cuentas registran el ingreso por la venta de Iago Aspas, lo hace en su totalidad, aunque el dinero llegará a Vigo en varios plazos. Por contra, también reflejan los números una amortización de jugadores (de la temporada pasada, por valor de 1,3 millones de euros). Pagos por fichajes como Augusto, Orellana y Krohn-Dehli, cuyo montante global se acabará de pagar a lo largo de este curso.

En otros ingresos sobresalen los 3,7 por socios y abonados y los 1,6 recaudados en taquilla, lo que confirma el crecimiento de la base social de la entidad, que además ha invertido la tendencia. El rejuvenecimiento ha sido una de las notas más destacadas.