Mouriño niega el veto ideológico a Salva Ballesta

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M. MORALEJO

Resino echa balones fuera y dice que es una decisión del club ya aclarada

20 feb 2013 . Actualizado a las 13:08 h.

Las últimas 48 horas en casa Celta han rozado el esperpento. Las negociaciones con Resino mientras Paco Herrera estaba a la espera de una llamada telefónica fueron el primer capítulo de un culebrón que alcanzó cotas insospechadas con Salva Ballesta como protagonista. El frenazo en seco del Celta a su llegada prendió la mecha. El exfutbolista salió a la palestra manifestando que no se le contrataba por cuestiones ideológicas, por enarbolar la bandera de su españolidad, y esto destapó la caja de los truenos. En medios de ámbito nacional se sucedieron los alegatos y las críticas, y mientras al Celta se le ponía el sambenito de plegarse a cuestiones ideológicas, el club guardaba silencio. Hasta ayer.

En la presentación de Resino, Carlos Mouriño tomó la palabra para asegurar que en su club «no se veta absolutamente a nadie. Se contrata o no se contrata». Y a Ballesta no lo contrataron al no considerarlo «adecuado». El presidente expuso que se había descartado su incorporación por los informes sobre él, y no por su ideología. El Celta repasó «los problemas que había tenido en otros equipos como jugador, analizando que no tenía experiencia suficiente para venir al Celta de Vigo», dijo Mouriño, quien intentó echar balones fuera señalando que «el compromiso lo tenía con el entrenador, no con el Celta, y el Celta dice no a este fichaje por el conjunto de todo lo que le rodea».

El mandatario fue más allá. «Si alguien quiere aprovechar al Celta para hacer política, el Celta no entra en eso», y se ratificó en su decisión. «Me ha demostrado lo que muchos temíamos, que no venía al Celta para aprovechar sus conocimientos futbolísticos».

Resino mira a otro lado

Mientras Mouriño se explayaba, a su lado Abel Resino aguantaba el chaparrón. Fue la primera pregunta que se le planteó en su comparecencia, y el técnico echó balones fuera. «Es una decisión que en su momento tomó el club. Yo ya he hablado con Salva y ese tema ya está aclarado. A mí me interesa más el partido del domingo», dijo.

Sin embargo, en el esperpento que ha rodeado la situación, y en el que redes sociales y tertulias deportivas se han zambullido de lleno, el técnico tampoco ha salido de rositas. Muchos eran los comentarios que ponían en cuestión su palabra. Que firmase a pesar de que el Celta se negaba a fichar a su mano derecha. Una historia rocambolesca en la que hasta los Celtarras han tenido que intervenir. Medios nacionales les acusaban de haber presionado al club para que no fichase a Ballesta, y ayer se desligaron de este hecho. No le querían, lo admiten, pero su oposición no fue más allá.

crónica antología de un esperpento