El pueblo leonés que pide ser gallego: «Non lle debemos ningún favor a Castela e León»

Suso Varela Pérez
suso varela FUENTE DE OLIVA / LA VOZ

GALICIA

Óscar Cela

Los vecinos de Fuente de Oliva ven su estilo de vida más vinculado a Lugo

16 nov 2020 . Actualizado a las 00:25 h.

A un kilómetro de Fuente de Oliva, en el municipio berciano de Balboa, se puede ver un cartel en un árbol que dice: «Sigue que vas bien». Y se agradece la referencia, porque esta aldea de León, de apenas seis casas, además de no tener una pista asfaltada, carece hasta de señales. «Puxemos o cartel hai anos, porque aquí había xente que viña a facer sendeirismo ou a coñecer a zona, e perdíase entre tanta lama», cuentan los vecinos. Para llegar a esta aldea, a casi 1.200 metros de altitud, y con unas hermosas vistas del valle por el que transcurrió la vía romana XIX de Astorga a Lugo, los caminos son como los de hace medio siglo en muchas parroquias de Galicia. «Pedín limosnas durante vinte anos e só recibín promesas, sentímonos abandonados», explica Pepe Núñez, vecino de 66 años y antiguo pedáneo (la figura similar al alcalde en los pueblos). «Cando falas con Valladolid ou con León e lles explicas como está a pista ou lles presentas un proxecto, non nos entenden, por iso queremos ser galegos», apunta el actual pedáneo, Fernando Cerezales.

Hartos del abandono de las Administraciones de Castilla y León, en un reciente fin de semana en el que coincidieron las 15 personas de la junta vecinal, acordaron solicitar formalmente su salida de León y pedir el ingreso en Galicia. «Cando era mozo, aquí non había fronteiras, compartiamos recursos e gando coas aldeas de Cervantes, a nosa feira era a de Pedrafita, isto non ten nada que ver con Castela e León, vivimos e falamos coma os galegos», reflexiona Pepe Núñez.

A medida que fueron pasando los años, señalan, han ido viendo las diferencias entre vivir en una franja o en la otra. La provincia de Lugo está a menos de un kilómetro: «É que se nota moito o cambio; no coidado do entorno, nos desbroces, nas praderías, nos asfaltados das pistas, por non falar dos servizos sanitarios. Por exemplo, en Balboa grazas se temos un día á semana médico, mentres que en Pedrafita hai centro de saúde», explica Cerezales.

En la aldea aún se recuerda como un hito la visita privada que hizo hace 15 años el anterior presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y la promesa de que se arreglarían los seis kilómetros de pista de tierra, barro y piedras. «Pero ata aquí chegamos, non lle debemos ningún favor a Castela e León; o pouco que temos pagámolo dos nosos petos. Por todo isto pedimos ser de Galicia», sentencia el antiguo pedáneo.

Nuevos vecinos

A pesar de las dificultades para llegar a Fuente de Oliva y de la carencia de servicios —hasta les falta un contenedor— la aldea es un remanso de tranquilidad en pleno otoño. Justo la que buscaron Elena y Andrew, una pareja que regenta una academia de inglés en O Barco. «Desde el primer día que vimos la casa y el entorno, lo tuvimos claro, y eso que necesitábamos comprar un todoterrenos para llegar aquí», explica entre risas Elena, natural de Valdeorras.

El matrimonio está rehabilitando una casa grande con la intención de trasladar la academia de O Barco hasta esta pequeña aldea berciana. «Vivimos en un mundo global y la pandemia ha hecho visible lo que para muchos ya era normal, la enseñanza telemática, y desde Fuente de Oliva también se puede hacer este trabajo», explica la pareja, que imparte clases hasta para alumnos de la Universidad de San Francisco.

Cuando compraron la casa tuvieron la promesa de que se mejorarían los accesos: «Es normal que nuestros nuevos vecinos quieran pertenecer a Galicia. Se nota mucho la diferencia cuando vienes de Pedrafita y entras en León». Por ello, también apoyan la entrada de Fonte de Oliva en Galicia.

Una granja de caballos o casas de turismo rural, las últimas iniciativas fracasadas

Tanto Pepe Núñez como Fernando Cerezales han visto como en los últimos años se han frustrado iniciativas empresariales que ayudarían a prosperar la zona, como un observatorio de estrellas, una granja de caballos o incluso el cierre de las dos casas de turismo rural que se abrieron a inicios del siglo con fondos europeos «pero que tiveron que pechar aos dez anos porque aquí non daba chegado ninguén».

Ahora están pendientes de un grupo artístico que mostró interés en montar un centro de creación: «Eles están en Madrid confinados, e mándolles mensaxes de que aquí se está ben, a ver se os convenzo, pero claro, cando che falan de que non hai estrada, tes que calar», explica Cerezales. «Los políticos hablan mucho de ayudar al mundo rural, pero nosotros lo único que vemos son obstáculos», expone la pareja de O Barco. Mientras, Pepe, tirando de veteranía y de retranca gallega sentencia: «Mira, os cartos saen de Valladolid, e cando chegan a León xa levan perdido algunhas plumas. Ao seu paso por Ponferrada quedan máis plumas no camiño. E logo en Balboa seguen caendo, polo que ata aquí xa non chega ningunha».

Pueblos limítrofes ya pidieron irse y formar parte de la comunidad gallega

El caso de Fonte de Oliva ha vuelto a poner de actualidad el sentimiento de abandono que tienen muchos vecinos de Castilla y León que limitan con ayuntamientos de Galicia. Estos apelan a que sus costumbres —incluido el uso del gallego— son más similares, aunque de fondo hay también una reivindicación de falta de atención desde las lejanas administraciones de Valladolid, León o Zamora.

Fue el caso de los 200 vecinos de la zamorana Porto de Sanabria, que hace dos años hicieron una votación para pedir que les dejasen entrar a formar parte de Galicia, hartos de las promesas de arreglo de la carretera de acceso al pueblo. Al final, este verano comenzaron por fin las ansiadas obras.

En el caso de Fuente de Oliva insisten en que hay algo más que una reclamación de servicios: «É que eu vou a Ponferrada e dinme que son galego, e vou a Pedrafita e ninguén me di nada. Sentímonos desprazados», explica Pepe Núñez.