494 días desde la desaparición de Diana Quer, múltiples incógnitas

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

Los callejones sin salida del caso han llevado a la Guardia Civil a revisar cada paso para encontrar pistas sobre la joven

29 dic 2017 . Actualizado a las 12:36 h.

Hoy se cumplen 494 días desde que, el 22 de agosto del 2016, Diana Quer desapareció en A Pobra do Caramiñal. Los últimos testigos que afirmaron, ante la Guardia Civil, haber visto a la madrileña la ubicaron en el paseo de O Areal, regresando a la residencia de veraneo de la familia, ubicada en una urbanización de O Xobre. La joven nunca volvió a casa y esa mañana su caso dio la vuelta al mundo. Desde aquella madrugada de las fiestas del Carmen dos Pincheiros, más de un año y medio después, múltiples incógnitas se mantienen todavía sin respuesta.

conjeturas

Taragoña. A pesar de que los últimos testigos situaron a Diana Quer, alrededor de las 2.40 horas, en el paseo marítimo de O Areal, los agentes de la Guardia Civil rastrearon las señales del teléfono móvil de la joven para conocer los puntos por los que había pasado el dispositivo. Este trabajo les permitió ubicar la última conexión del celular en la parroquia de Taragoña, en el municipio de Rianxo. Los agentes registraron el muelle y varias viviendas cercanas. Dos testigos aseguraron que esa noche vieron en la dársena a una joven que podía ser Diana Quer y que se fue del lugar en un coche diferente al que llegó. La investigación analizó esta versión, aunque finalmente la descartó.

el teléfono

Reapertura del caso. Tres meses después de que la joven desapareciese, el 27 de octubre, un mariscador que faenaba en la ría de Arousa encontró, debajo del puente por el que pasa la autovía barbanzana, el teléfono móvil que pertenecía a la desaparecida. Los investigadores recibieron la noticia con los brazos abiertos, al entender que muchas de las incógnitas que seguían sin esclarecerse podían ser desveladas. A pesar de que la Guardia Civil contaba con una copia de seguridad del teléfono de la joven que se había quedado guardada en la nube, había ciertos datos que solo podían recuperar directamente del teléfono y que correspondían con los últimos 20 minutos en los que el celular permaneció operativo. Después de un complejo proceso, que se alargó hasta julio de este mismo año, una empresa extranjera consiguió desbloquear y acceder al terminal. A pesar de que parecía un paso clave para reabrir el caso, el teléfono, según trascendió, no ofreció información relevante, aunque permitió que los investigadores corroborasen que la madrileña no había quedado con nadie para fugarse esa noche, ya que no había ni llamadas ni mensajes que tratasen este tema.

Inspecciones

Trabajo de campo. Los días posteriores a la desaparición de Diana Quer, la Guardia Civil recorrió cada punto de A Pobra. Con el paso del tiempo, la investigación se amplió a toda la comarca barbanzana para encontrar alguna pista que permitiese dar con el paradero de la joven. El monte de A Curota y la sierra fueron algunos de los puntos inspeccionados. Diferentes recintos industriales en desuso, en Rianxo y Boiro, fueron objeto de rastreos. Pozos de fábricas abandonadas fueron abiertos. También se escudriñó el viaducto de la autovía, y el nuevo puente del AVE a su paso por Catoira.

Sobreseimiento

Decisión comprometida. El 19 de abril de este año, el juez que instruye la causa por la desaparición de Diana decidió decretar el sobreseimiento del caso. La decisión no gustó en el seno de la investigación ni en la familia de la joven. El togado defendió que no existían indicios de criminalidad frente a ninguna persona, a la que vez que añadió que resultaba desproporcionado mantener el secreto de las actuaciones. A pesar de este movimiento, los investigadores pudieron seguir trabajando en el caso sin miedo a agotar los pasos judiciales, a la vez que buscaban una pista que les permitiese reabrirlo.

Sin imágenes

Búsqueda sin fruto. Una vez que comprobaron que el teléfono había recorrido la autovía barbanzana desde A Pobra para perderse en Taragoña, los agentes de la Guardia Civil estudiaron todas las cámaras que se encontraban en este recorrido. Entre ellas, las ubicadas en diferentes puntos de A Pobra para regular el tráfico y las de seguridad de la AG-11. La falta de calidad de las imágenes impidió a los agentes encontrar indicios del tipo de vehículo en el que se pudo desplazarse la joven aquella noche.