El cordón sanitario en torno al PP se reactiva

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

CESAR QUIAN

Con el PSOE en pleno viraje estratégico hacia la izquierda, salta a la luz la moción de censura de Coristanco, que socialistas y populares llevaban seis meses cocinando a fuego lento

13 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Diez años después de la sacudida mundial iniciada con las hipotecas basura de Estados Unidos, Bruselas difundió este miércoles una peculiar nota en la que certifica el final de una crisis económica que deja tras de sí un gran reguero de víctimas: personas, bancos y miles de pequeñas empresas. Tampoco salió indemne el mapa político. El clima de desafección chamuscó gobiernos de los partidos hegemónicos y sirvió de sustrato para fuerzas emergentes como Podemos, Ciudadanos, En Marea y candidaturas de última hora que se hicieron con el mando en plaza de las principales ciudades.

El bipartidismo representado por PP y PSOE quedó herido mortalmente y hubo una época en que los dos grandes partidos parecían condenados a entenderse para salvar el sistema: reforma constitucional, ajustes para evitar el rescate europeo, Cataluña, pacto contra el yihadismo, gobernabilidad de España...

Los socialistas gallegos, todavía con Besteiro al frente, se aplicaron en esta e impulsaron pactos como nunca antes con el PP, como la mayor reforma del reglamento del Parlamento en los últimos 23 años, o la renovación de órganos que se hizo de una tacada y que le permitió a Besteiro situar algunos peones o personas afines en puestos bien remunerados del Consello de Contas, el Consello Consultivo, el Valedor do Pobo o el consejo de la CRTVG, convertidos ahora en coto cerrado a En Marea y el BNG.

Esa etapa la finiquitó Pedro Sánchez al retomar el mando en Ferraz con un discurso en el que llamó a construir un «cordón sanitario» en torno al PP. La réplica en Galicia fue inmediata. El grupo parlamentario en O Hórreo, comandado por Fernández Leiceaga, redefinía la posición sobre Angrois, aceptando ahora una comisión de investigación sobre el accidente, siempre que se creara en el Congreso, una propuesta que Pilar Cancela, presidenta de la gestora del PSdeG, defendió a nivel federal.

Y con el PSOE en pleno viraje estratégico hacia la izquierda, salta a la luz la moción de censura de Coristanco, que socialistas y populares llevaban seis meses cocinando a fuego lento para sentar en la alcaldía al único edil del PSdeG, que además no es militante, con el apoyo de los seis concejales del PP.

El secretario provincial del PSOE coruñés, Julio Sacristán, había bendecido la operación, con la gestora del PSdeG ausente, cuando Leiceaga saltó a la palestra para denunciar el «mercadeo» de Coristanco y subrayar que no tocaba gobernar al lado del PP, sino situarse enfrente.

Hasta ese momento, Leiceaga parecía desahuciado de una competición de primarias concebidas por algunos como un paseíllo para el candidato que parece tener más apoyo institucional: Villoslada. Pero las críticas que recibió Leiceaga de los promotores de la moción de Coristanco fueron directamente proporcionales al respaldo que su gesto obtuvo entre la militancia, de ahí que, con más o menos matices, también Villoslada y Gonzalo Caballero reprobaron la moción de censura.

El cordón sanitario que Sánchez invocó en torno al PP queda restablecido. Y con el episodio protagonizado en Coristanco es evidente que las primarias socialistas ganan viveza, pero también quedan expuestas a un resultado mucho más abierto.