El presidente y editor de La Voz reclamó con audacia, ante autoridades y personalidades de la sociedad gallega, un plan para Galicia
17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Los discursos en el premio Fernández Latorre no son un intercambio de agradecimientos. Son auténticas tesis doctorales. La tribuna del que es, sin duda, el premio Nobel gallego se convierte en atalaya de inteligencia y valentía. Es la imagen de marca del presidente y editor de La Voz, Santiago Rey Fernández-Latorre. Así, tras la entrega, el ganador Miguel Anxo Murado, conocedor de la repercusión, hiló encaje de Camariñas con la belleza de sus palabras y reflexiones sobre el periodismo como fértil territorio para contar historias de no ficción y salir de esa manera de la «cárcel de papel» de quien solo se dedica a la literatura.
Santiago Rey Fernández-Latorre subió a la tribuna para acallar a los agoreros que proclaman la muerte de la información: «Es imposible que exista una sociedad sin comunicación». Aludió a su libro Yo protesto, de tanta vigencia, en el que ya había resumido, sin que le temblase el pulso, este «período grotesco» de la historia reciente de España.
El presidente y editor de La Voz, tras poner en valor la claridad y calidad de los artículos del galardonado, no se dejó nada en el tintero. De Lutero a Trump, terminó por reclamar con audacia, ante un pleno de autoridades y personalidades de la sociedad gallega, un plan para Galicia: «No se pueden perder más trenes».
Cerró la fiesta de las palabras la presidenta del Congreso, Ana Pastor, quien reconoció «la excelencia» de La Voz de Galicia y el valor extraordinario que tienen la cultura y la comunicación «para aportar conocimiento a una sociedad tan cambiante como la nuestra». Las tres intervenciones aunaron una receta, en tiempo de tormentas y mudanzas: no hay nada como la información veraz y contrastada de una redacción más que centenaria rumbo a los lectores.