El «váyase, señor Rajoy» de Rivera

mariluz ferreiro REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

BENITO ORDOÑEZ

El líder de Ciudadanos da por terminada la etapa del presidente en funciones y pide a los populares valentía para afrontar reformas

03 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Albert Rivera intentó convertir su discurso en un epitafio político. El de Mariano Rajoy. El líder de Ciudadanos se estrenó en el hemiciclo sellando una ruptura total con el presidente en funciones, al que relegó al pasado. Tomó un camino que ya no podrá desandar. No llegó al extremo del «usted no es decente» que Pedro Sánchez le lanzó a Rajoy en el debate electoral, pero con menos barro levantó un muro entre los dos que ya resultará infranqueable. Retrató a un político incapaz de «limpiar su casa» de corrupción, sin voluntad para acometer grandes reformas y sin la capacidad de entender que «la clase media se ha quebrado con la crisis». «Lo mejor que le puede pasar a España es que haya cambio de políticas y de Gobierno», sentenció.

Rivera invitó a los populares, que «cuentan con gente decente y válida», a sumarse a las propuestas que figuran en su acuerdo con el PSOE, «a ser valientes y cortar por lo sano», a desmarcarse del «inmovilismo» de Rajoy. «No es tiempo de decirle no al rey, de tener pereza, de pasar palabra, es tiempo de acción», insistió. «A los que les dé pereza dialogar y a los que solo saben gritar les vienen tiempos muy oscuro», añadió.

Se presentó a sí mismo como una pieza clave del motor la regeneración, consciente de que es el único líder de los cuatro grandes partidos que podía defender su postura sin pagar peaje. Ventajas de situarse en el centro y de no cargar con alforjas en la política estatal.

Mirar a derecha e izquierda

Enumeró puntos del acuerdo firmado por Ciudadanos y el PSOE, asegurándole a los diputados del PP y de Podemos que muchos de sus votantes están de acuerdo con estas medidas. Acabar con los aforamientos, cambiar la ley electoral, alcanzar un pacto por la educación... No mencionó la supresión de las diputaciones, pero sí lo hizo Pedro Sánchez en su turno de réplica. Rivera vendió sus medidas «nunca escuchadas» a todos, adornándolas con el lazo de la responsabilidad, que siempre luce bien si se convocan nuevas elecciones: «Ciudadanos podía haberse quedado en un rincón y decir: 'Peleen entre los rojos y azules y comemos palomitas desde la tribuna'. Pero hemos bajado a la arena».

Apeló al espíritu de la transición para «unir» y «ceder». Dividió a las formaciones políticas en dos frentes, el de los que construyen propuestas y el de los que impiden el cambio «por intereses partidistas» o personalistas. Acusó a Rajoy de formar una «pinza extraña», de votar en la investidura lo mismo que ERC, Bildu y Pablo Iglesias: «Algo estarán haciendo mal». Y censuró a Podemos por prometer a sus votantes «asaltar los cielos» y buscar en realidad «un asalto al poder», recordando que reclamaron al PSOE a cambio de su apoyo varios ministerios, el CNI y el BOE. «Interior no sé si se lo va a dar a Otegi, un hombre de paz», llegó a decirle a Iglesias. Indirectamente subrayó la soberbia de los líderes del PP y de Podemos. «¿Alguno tiene mayoría absoluta? ¿Y si somos un poquito más humildes y dejamos de hablar desde la arrogancia y superioridad y bajamos a la lección que nos han dado los españoles?», preguntó el líder de Ciudadanos.

Y, cómo no, acabó su intervención citando a Adolfo Suárez: «Como decía Suárez, yo también he escogido el camino difícil, pero es sin duda el camino correcto».