Galicia perdió a 22 soldados en siete campañas militares en el exterior

María Santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Bajas militares en misiones en el exterior
La Voz

Diez de ellos murieron al desplomarse un helicóptero en Afganistán en el 2005

22 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que las Fuerzas Armadas españolas comenzaron a participar en misiones en el exterior, hace casi tres décadas, 170 soldados y tres intérpretes nacionalizados españoles han muerto mientras prestaban servicio. 22 de ellos eran gallegos. Los primeros fueron Isaac Piñeiro y Agustín Maté en la que fue la primera gran misión en la que participaba el Ejército español. Seis años después del accidente del río Neretva, en noviembre de 1999, el guardia civil Jaime Pérez Fortes perdía la vida en el accidente de un avión del programa mundial de alimentos en Mitrovica (Kosovo). Tenía 28 años y era de Ourense.

Los soldados que mueren por causas naturales en campañas en el extranjero también están incluidos en el régimen previsto para las víctimas de misiones exteriores. Precisamente como consecuencia de un infarto murió en junio del 2002 en Mombasa (Kenia) a los 31 años el cabo primero de la Armada Leandro Rois Pérez, también ourensano.

El 26 de mayo del 2003 se produjo el accidente que más bajas ha causado a España. El vuelo en el que viajaban 62 militares españoles que regresaban a casa tras más de cuatro meses de misión en Afganistán se estrelló en Turquía, cerca del aeropuerto de Trebisonda. Murieron todos ellos, y también los doce tripulantes ucranianos y otro hombre bielorruso. Entre los 75 muertos que dejó el tristemente célebre accidente del Yakolev 42 había cuatro gallegos: el comandante Antonio Novo Ferreiro, de 40 años y de Guitiriz; José María Pazos Vidal, brigada de Marín; César Barciela González, de 44 años, también brigada y de Redondela; y Vicente Agulló Canda, un cabo primero natural de Lalín.

Accidentes

Como consecuencia de un disparo accidental de un compañero murió en Diwaniya (Irak) el sargento Luis Antonio Puga Gándara, de Vigo. Ocurrió el 26 de octubre del 2003. Justo Jesús Picallo Martínez, buzo de la Armada con grado de sargento primero, pereció por ahogamiento en Indonesia en marzo del 2005.

Dos años después del Yak-42, el 16 de agosto del 2005, otro accidente aéreo se cobraba la vida de 17 militares españoles, entre ellos diez gallegos que prestaban servicio en la Brilat. Uno de los dos helicópteros que participaban en un ejercicio de entrenamiento en Shindand, en Herat (Afganistán), se desplomó, ocasionando la que ha sido la tragedia en la que más militares de origen gallego han muerto. Se trata del cabo Daniel Abreu Fernández, de 24 años; Diego González Blanco, de 27; José Ángel Martínez Parada, de 21; Isaac Calvo Piñeiro, de 20; Pablo Iglesias Sánchez; Iván Vázquez Núñez (20); Diego Prado López (20); Pedro Sanmartín Pereira; Jesús Casal Rivera (26) y Gonzalo Casalderrey Názara.

No serían los últimos militares que perderían la vida en Shindand. En el 2007 lo haría la soldado Idoia Rodríguez Buján, como consecuencia de un atentado. Al año siguiente, el 9 de noviembre del 2008, moría como consecuencia de otro atentado el vigués Rubén Alonso Ríos. Llevaba apenas veinte días en Afganistán y era la primera vez que salía de la base.

Entre estos 22 gallegos que perdieron la vida fuera de casa mientras servían a las Fuerzas Armadas, 17 pertenecían al Ejército de Tierra, dos a la Armada, dos al Ejército del Aire y otro a la Guardia Civil.

Idoia Rodríguez, de Friol, fue la primera mujer española caída en acto de servicio

Si los soldados Maté y Piñeiro fueron los primeros gallegos en dejar su vida en una misión internacional, la también soldado Idoia Rodríguez Buján (Friol, 1983) fue la primera mujer militar española fallecida en acto de servicio en una misión internacional. Había ingresado en las Fuerzas Armadas en el año 2004 y estaba destinada en la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat); participaba en una misión en Afganistán cuando murió al hacer explosión una mina de alta potencia al paso del convoy militar. Sucedió el 21 de febrero del año 2007 en el distrito de Shindand, al sur de Herat. Idoia Rodríguez conducía un vehículo médico que funcionaba como ambulancia blindada.

El pasado mes de junio, siete años después de su muerte, el Consejo de Ministros aprobó un real decreto para concederle, a título póstumo, la Gran Cruz de la Real Orden del Reconocimiento Civil, una distinción que supone, además, la aceptación de que la acción en la que perdió la vida fue un acto de terrorismo. La militar había sido ya condecorada con la Cruz al Mérito Militar.

La joven de Friol da también nombre, desde el mismo año de su muerte, al Premio Soldado Idoia Rodríguez, que concede el Ministerio de Defensa y que reconoce a aquellas personas o instituciones que con su trabajo contribuyen a promover la igualdad y a favorecer la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas. En su primera edición, el premio fue concedido a las primeras promociones de mujeres que se incorporaron a las Fuerzas Armadas y fueron sus padres los encargados de recoger la estatuilla.