Hernández ofrece rigor y transparencia

r. martínez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

El tercer regidor de Santiago en tres años asume la alcaldía abierto al diálogo y con un equipo «unido» cuya prioridad es «axilizar a xestión municipal»

09 jul 2014 . Actualizado a las 14:18 h.

Agustín Hernández accedió ayer la alcaldía de Santiago tras un mes de transición en el que el gobierno local funcionó bajo mínimos, con tan solo cuatro concejales de los 13 que las urnas otorgaron al PP en el 2011. Es el tercer regidor de la capital gallega en poco más de tres años, después de que Conde Roa, electo por mayoría absoluta en las elecciones municipales, dimitiese solo nueve meses después al ser imputado por fraude fiscal. Lo relevó entonces Ángel Currás, que ocupó 26 meses el cargo hasta que fue forzado a renunciar tras la condena de siete de sus concejales.

Hernández reconoció la excepcionalidad del momento y asumió «a cota de responsabilidade que lle corresponde á forza política á que pertenzo» pero también proclamando que se abre «unha nova etapa no Concello». Una etapa para la que ha comprometido rigor, transparencia y diálogo con vecinos y oposición y que afronta «con decisión e coa convicción de que este período de tempo sirva para recuperar a plena eficacia na xestión administrativa, o pulso da actividade política e o clima de traballo e concordia no seo da corporación municipal».

«Convoco a todos, cidadáns e oposición, coa man tendida, facéndolle sitio nesta tarefa común, polo ben e o polo futuro desta querida cidade», dijo el que ya es el tercer regidor de la capital en el actual mandato, después de que su predecesor, Ángel Currás, formalizase ante el mismo pleno la dimisión que anunció hace cuatro semanas. Currás, sobre el que penden otras dos imputaciones, cedía el bastón de mando a Hernández poco después del mediodía de ayer, una vez que los nueve concejales llamados a ocupar las vacantes que dejaron los ediles que dimitieron entre mayo y junio, siete de ellos por sentencia judicial, juraron sus cargos en un pleno extraordinario bajo la presidencia del regidor saliente.

Lo hizo en primer lugar la diputada Marta González, quien junto con Agustín Hernández cerraba la lista con que el PP concurrió a las últimas elecciones municipales. A partir de ahí tomaron posesión de su acta, por orden alfabético, los siete concejales que no se sometieron al escrutinio de las urnas y que han adquirido la condición de ediles en aplicación del artículo 182.2 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, una vía cuestionada en el caso de Santiago por la oposición municipal, que ha planteado su inconstitucionalidad en instancias judiciales, aunque el BNG no dejó de trasladar al mismo pleno su malestar por lo que considera «unha fraude democrática». En silencio, «nunha protesta simbólica e pacífica», sus tres ediles abandonaron la sesión cuando comenzaban a tomar posesión de sus cargos los concejales no electos.

Tres mensajes colgados en sus escaños resumían su protesta: «Reservado para concelleiros electos», «Goberno si, pero non así» y «Democracia en Compostela», rezaban, aunque no fue la única protesta que acompañó ayer a la toma de posesión del nuevo gobierno. En la plaza del Obradoiro varios colectivos integrados en la recién constituida Asamblea Cidadá de Compostela hicieron escuchar la suya mientras Hernández daba cuenta ante el pleno de su compromiso personal y político con una ciudad «que non se pode construír desde a óptica dunha única opción política», sino que «precisa da implicación de todos» y que tendrá un gobierno «aberto á crítica da cidadanía» y dispuesto también desde ayer mismo a pilotar un cambio que «xere ilusión e esperanza, apostando pola excelencia, a calidade e o esforzo».

Hernández prometió el trabajo de un equipo «unido e compacto» en torno al objetivo de «devolver a esta cidade a normalidade institucional» y política, «normalidade na dirección do Concello», como «a que houbo», dijo, en la gestión cotidiana por la profesionalidad y dedicación de sus trabajadores.

«Queremos ser exemplares desde o principio», anunció el regidor entrante en un discurso plagado de llamadas al diálogo y al entendimiento, incluso con quienes en una actitud de «postureo político» no «quixeron nin asistir ao pleno de designación de concelleiros e novo alcalde», diría al término de la sesión.

«Vocación de servizo»

Pero el entendimiento que persigue Hernández va más allá de los muros del pazo de Raxoi y de una acción de gobierno «aberta, participativa, transparente e respectuosa da diversidade» en la propia ciudad. Abarca también a instituciones como la Universidade, la Iglesia y los organismos públicos, mencionó antes de fijar su prioridad en la agilización de la gestión municipal, una gestión en la que, como alcalde, será, «esixente coas políticas das distintas Administracións, con lealdade e perspectiva de país, pero sen desmaiar para conseguir os investimentos e servizos propios da capital de Galicia». Y sin «localismos estériles, pero demandando o que en xustiza nos corresponde».

El gobierno que ayer inició su andadura en Compostela está pendiente de las resoluciones que la Justicia pueda adoptar ante los recursos electorales que han planteado el PSdeG-PSOE y el BNG por la conformación de un gobierno integrado mayoritariamente por ediles no electos. Hernández asume que habrá que esperar a esos pronunciamientos, pero mientras demanda a la oposición que sea «responsable e actúe con vocación de servizo» y que «non dificulten o normal desenvolvemento da vida cidadá».