Dos meses sin noticias del asesino de Cabanas

Francisco Varela FERROL / LA VOZ

GALICIA

La muerte de una mujer, degollada el domingo 1 de septiembre cuando paseaba por Cabanas, sigue sin aclararse

30 oct 2013 . Actualizado a las 12:43 h.

El domingo 1 de septiembre, Elisa María Abruñedo salió a caminar por la tarde, como hacía muy a menudo, por los alrededores de Lavandeira, en el municipio coruñés de Cabanas, pero no regresó viva a su casa. Su marido, Manuel, al ver que no regresaba ya pasadas las diez de la noche, dio la voz de alarma, pero hasta la medianoche del lunes no fue encontrado su cadáver. Apareció degollado, a varios cientos de metros del domicilio, y tras una batida de más de un centenar de personas, entre policías, voluntarios de Protección Civil y vecinos del lugar. Hay testigos que la vieron caminando de regreso por la carretera general, con los cascos de música puestos. Y fue un vecino el que, precisamente, volvió al punto donde la vio caminando, y allí estaba el cuerpo, entre unos matorrales cinco metros hacia el interior del monte desde el asfalto.

Han pasado dos meses sin noticias, aunque la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña continúa sus investigaciones. El delegado del Gobierno. Samuel Juárez, fue ayer un poco más allá al manifestar en Lugo sobre la investigación de este caso que «se está avanzando» y confía en que «pronto se produzcan novedades».

Mal presentimiento

Lo cierto es que en Cabanas se extiende el presentimiento de que el crimen puede quedar sin aclarar. Bea Carbón, de la asociación Mulleres Rurais, y una de las promotoras de la concentración convocada para el próximo domingo, dice que una vecina le comentó: «Han matado a una mujer y no ha pasado nada». Pero Bea Carbón es categórica al afirmar: «No nos hemos olvidado, aunque todo parezca que ha quedado calladito, por eso queremos que no quede impune». Sabe que la Guardia Civil sigue investigando, y espera que descubran la identidad de la persona que «haya sido capaz de tal crimen». La gente demanda información, aunque la investigación que supervisa el titular del Juzgado de Instrucción número 2, Carlos Suárez-Mira, sigue en secreto. No se ha levantado el velo sobre la marcha de las pesquisas.

Un vecino vio un automóvil sospechoso en el que recapacitó luego al saber que Elisa había desaparecido y luego que la habían matado. Pero esa pista no parece haber conducido a nada relevante. En todo caso, pasaron unas 30 horas desde que se vio a la mujer por última vez. Y el hallazgo del cuerpo, con tres puñaladas y semidesnudo, lleva a pensar que hubo un móvil de agresión sexual en el crimen de Cabanas.

Elisa tenía 46 años, dos hijos adultos, y trabajaba como auxiliar en el geriátrico de la cadena Euxa que se encuentra en la avenida de Esteiro, de Ferrol.

Tras el asesinato, hubo concentraciones de repulsa tanto en Cabanas como en Sada, de donde era originaria y donde reside parte de su familia de origen, como sus padres y una hermana.

Rastreo de llamadas

La investigación incluye el rastreo de todas las llamadas de telefonía móvil realizadas en la zona aquella noche, para lo que el juez Suárez-Mira firmó la autorización correspondiente para que las compañías telefónicas facilitasen el trabajo a los agentes de la Guardia Civil encargados del caso.

El crimen de Cabanas ha quedado un poco ensombrecido por el de Asunta, la niña de Santiago. Incluso detrajo parte del equipo de la Guardia Civil especializado en homicidios que había sido asignado inicialmente.

La concentración del domingo pretende ser una llamada de atención para que no se olvide.