En este tiempo, Manuel Fernández Castiñeiras se ha dejado ver poco, más allá de sus obligadas comparecencias periódicas en los juzgados para firmar. Junto a él se sentarán en el banquillo de los acusados su mujer, Manuela Remedios Nieto Mayo, y su hijo, Jesús Fernández Nieto. El fiscal acusa a ambos de un delito de blanqueo de capitales porque considera que utilizaron el dinero robado a sabiendas de su procedencia ilícita. Les pide un año y medio de cárcel y 300.000 euros de multa.
La que peor lo pasó desde que desapareció el Códice Calixtino hace ahora dos años fue la Iglesia compostelana. Primero por la angustia de haber perdido una joya bibliográfica que representa la esencia de Santiago y del Camino, y después ante la evidencia de la falta de control que había en la catedral y las revelaciones de contenido sexual que hizo el ladrón del libro tras salir de prisión.