Final judicial para el mejor PSdeG

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Las causas de Blanco y Orozco cierran la etapa de esplendor del partido

09 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las causas judiciales asociadas a la corrupción están truncando, como nunca lo hicieron antes, la etapa final de grandes referentes de la política gallega. Algunos ya llevaban tiempo alejados de la línea de trinchera, como Cacharro Pardo, el que fue todopoderoso señor de Lugo, que acaba de ser imputado en la operación Muralla. Su homólogo en el PP de Ourense, José Luis Baltar, tuvo tiempo a firmar testamento en favor de su hijo menor cuando la Fiscalía le echó el guante, y Conde Roa lleva más meses declarando en juzgados del que estuvo en la alcaldía de Santiago. Pero también el PSdeG tiene sus encausados, revestidos si cabe de un halo más dramático por ser personas de primera línea como José Blanco, el gallego con más poder en el PSOE después de Pablo Iglesias, o López Orozco, aupado hace solo 15 meses a la presidencia del partido en Galicia.

Blanco, Orozco y algunos otros, como Emilio Pérez Touriño, representan la mejor generación del socialismo gallego, por tratarse también de la que mayor poder institucional acaparó en sus manos. Su ascensión en el partido fue paralela al declive del liderazgo ejercido por Francisco Vázquez en el PSdeG las dos primeras décadas de la autonomía, pero su posible destronamiento puede envidiar muy poco a las tragedias shakesperianas.

Desde luego que no se podía presagiar este martirio judicial de dos de los pesos pesados del socialismo gallego aquella tarde del viernes 6 de agosto de 1999, el día que Blanco se casó con la abogada Ana Mourenza en la iglesia parroquial de San Tirso, de Palas de Rei. Por entonces, Pepe Blanco ya era alguien importante, un diputado con proyección que había contribuido al triunfo de Touriño en el congreso socialista celebrado en Ourense diez meses antes, en el que derrotaron a Miguel Cortizo, el candidato apoyado por Francisco Vázquez, Abel Caballero y Pachi Vázquez.

En su boda no faltó López Orozco, que acababa de tomar posesión por primera vez como alcalde de Lugo, ni tampoco Gómez Besteiro, que años después promocionaría a la Diputación. Entre los invitados estaban también Ismael Rego, quizás el principal nexo entre Blanco y Touriño, o el juez Ventura Pérez Mariño, quien puso al de Palas en contacto con Zapatero, algo que Blanco supo premiar poco después convirtiendo a Pérez Mariño en alcalde de Vigo tras la dolorosa decapitación de Príncipe.

El nuevo matrimonio se mudó enseguida a Las Rozas (Madrid) y Blanco, con la ciudad de Lugo ya conquistada para la causa, perfeccionó su castellano de tiempos compuestos para hacer carrera política a nivel de Estado. Su habilidad para contar los apoyos que le dieron la victoria a Zapatero en el congreso socialista del 2000 es ya legendaria y le valió para hacerse con las riendas del partido, a través de la secretaría de Organización del PSOE, para ascender después a la vicesecretaría general y, ya finalmente, para ponerle el broche a su currículo como uno de los ministros más resolutivos de Fomento.

Fue al final de esa etapa cuando empezó el calvario judicial, con el enredo que tuvo su origen en la gasolinera de Guitiriz, donde Blanco se citó con el empresario Jorge Dorribo, procesado en el caso Campeón, causa que también le dio algún rasguño a López Orozco antes de ser salpicado más directamente por la operación Pokémon, la misma que removió de su sillón al exalcalde socialista de Ourense Francisco Rodríguez.

Los escándalos asociados a la corrupción política cayeron como lluvia de plomo sobre dos de las tres ciudades que gobiernan los socialistas en Galicia, dejando en la estacada, y está por ver si definitivamente, a la figura gallega que más alto escaló en el organigrama federal del partido después de su fundador.

Queda todavía por escribir el final. De inicio, a José Blanco se le imputó un delito de cohecho y otro de prevaricación, aunque ahora el juez Soriano solo se propone juzgarlo por tráfico de influencias. En sí mismo ya es suficiente para apartarlo de la política, pues él mismo avanzó que renunciaría a su escaño en el Congreso en caso de ser formalmente procesado.

Con Blanco se cierra una etapa y se consume la generación más exitosa del PSdeG. Y entre bastidores, Besteiro o el exministro Francisco Caamaño se mueven para protagonizar la página que se abrirá en breve.

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