La crisis pasa por la botica

mar gil OURENSE / LA VOZ

GALICIA

La farmacia Da Cunha, en A Valenzá, sufre una caída de ventas.
La farmacia Da Cunha, en A Valenzá, sufre una caída de ventas. s. m. amil< / span>

En las farmacias perciben directamente la agonía de las zonas rurales y la creciente preocupación en los entornos urbanos

03 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Adrián da Cunha es titular de una farmacia en A Valenzá, uno de los pocos núcleos en crecimiento de la Galicia interior. Confundidos sus límites con los de la ciudad de Ourense, en el municipio de Barbadás, A Valenzá es, a priori, un buen asentamiento para los negocios. También para una farmacia. Por eso, Da Cunha trasladó allí hace unos años su botica de Esgos. Pero los cambios y ajustes en la política farmacéutica lo han pillado pagando crédito. «A xente limítase moito máis á hora de adquirir medicamentos, sobre todo os que se deixaron de financiar». Como ejemplo pone las pomadas antiinflamatorias para varices y hemorroides: «É algo que se consumía todo o ano, pero desde setembro baixou moito a venda».

La caída en la demanda de los productos que han dejado de ser financiados por la Administración -el paciente tiene que pagar el 100 %- supone un 10 % en el total de las ventas de la farmacia de Da Cunha. Y en cuanto a los afectados por el copago, estima que la recaudación ha podido disminuir entre el 5 y el 10 %. ¿Consecuencias? Da Cunha respira aliviado y contesta que, de momento, no ha tenido que tomar medidas drásticas: «Aínda que estou pagando créditos, non estou tendo demasiados problemas, pero hai compañeiros que están deixando de contratar xente ou reducindo xornadas laborais e temo que, en 5 ou 7 meses, se a cousa segue así, van aparecer moitas suspensións de pagos porque a xente está no límite. E iso -matiza-, contando con que a Xunta siga pagando en tempo e hora». El farmacéutico de A Valenzá sabe, además, que él no es el prototipo en una provincia como Ourense, porque su área está en auge demográfico: «Así que, se eu non subo nada, algo pasa. E no rural, non quero nin pensalo».

Pérdida de población

José Manuel García Pinal sí lo piensa. Es el farmacéutico de A Notaria (Padrenda) desde hace 24 años y tiene, desde hace dos, una botica anexa en la localidad de Crespos, en la frontera con Portugal. Se ríe cuando se le sugiere que posee una pequeña multinacional y matiza que es, más que virtud, necesidad: la de acercarse a una población envejecida y abandonada. Desde que se instaló en A Notaria, el colegio de primaria ha perdido el 75 % de su alumnado. Cuando un anciano muere en realidad la población pierde dos vecinos porque el viudo se va con sus hijos. «Un falece e o outro desaparece», ilustra Pinal. El transporte regular ha desaparecido y «agora, ademais, os banco van desaparecer de lugares coma este e non é banal: a xente vén cobrar a primeiro de mes e aproveita para ir ao médico, á carnicería e facer algunha compra... Non sei que vai pasar».

Por lo que a la farmacia se refiere, lo ve claro: «Se antes se vendía o 100 % do que lles receitaban á xente maior, aínda que pagasen algo, agora, se teñen que pagar todo, evidentemente non o levan. Se antes vendiamos cada mes 30 ou 40 unidades dunha crema antiinflamatoria para a artrose, agora se venden 5. A perda de vendas no rural está entre o 20 e o 30 %».

El farmacéutico de A Notaria no piensa en reducir personal. Primero, «porque máis ca empregados, son amigos e compañeiros». Segundo, «porque fan falla, a burocratización que temos que atender é cada vez maior». Y si lo que se avecina es la llamada liberalización, Pinal no puede ver más que en negro: «Para o rural sería a puntilla porque, aínda que un se sacrifique, non somos oenegués e se isto merma cada vez máis, tamén me irei para onde haxa xente. Se o Goberno permite isto, que todos os servizos se concentren na cidade, o rural queda sen futuro».