Las indiscreciones de un móvil camuflado en un aparato de radio

La Voz

GALICIA

26 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

A sus 66 años, la cuarta parte de los cuales los lleva privado de libertad, Laureano Oubiña sabe mucho del difícil arte de sobrevivir entre rejas y de lo que cambia la vida dentro de la cárcel cuando el inquilino tiene dinero o cuando no tiene más que el rancho. Conoce casi todas las prisiones, y por las que ha pasado ha dejado amigos, tanto entre los funcionarios como entre los reclusos.

Resulta sorprendente que se pueda delinquir también desde la cárcel, pero el relato de hechos que recogen los casi 40 folios del escrito de acusación del fiscal no parece que sean fruto de la imaginación de Luis Ibáñez, su autor.

¿De dónde sacó entonces que toda esa operativa bancaria que relata estaba dirigida y coordinada por Laureano Oubiña desde su celda de Alcalá-Meco? Fuentes conocedoras de la investigación explican que el Pajarito -este es uno de los apodos con el que se conoce policialmente a Oubiña- piaba habitualmente a través de un teléfono móvil que ocultaba en el interior de un aparato de radio que tenía en su celda para mantenerse al tanto de lo que acontecía en el mundo exterior.

Por ese ingenioso sistema, según las aludidas fuentes, no solo dirigiría a sus testaferros, sino que seguiría trabajando y engrosando así sus reservas de divisas. Pero, como dicen sus abogados, una cosa es sospecharlo y otra poder probarlo ante un tribunal.