Las montañas que retan a las ondas

Patricia Blanco
patricia blanco REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La Voz recorrió la AP-9 y el corredor Noia-Santiago para comprobar que la cobertura móvil se vuelve a veces un saltimbanqui, algo que las compañías achacan a la orografía

06 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Lo que queda por hacer es una ínfima parte. Si la tarta fuese el 100%, solo faltaría, por plantear un símil, colocar las guindas rojas de la decoración. Es una porción irrisoria con respecto a todo el trabajo ya hecho sobre el pastel, pero, en cambio, es la que le da el valor añadido al postre. Al mapa de cobertura móvil en Galicia -hablando de 2G: voz y navegación a baja velocidad- le ocurre lo mismo. Las compañías más representativas -Movistar, Vodafone y Orange (antes Amena)- señalan que el porcentaje de población cubierta en servicio de voz móvil en Galicia es, respectivamente, del 99%, el 99,3% y el 99,2%. En el caso de Orange, la cifra podría ser algo menor, ya que esta se refiere a España. La tarta está, pues, casi acabada, pero lo que queda por hacer es, en términos económicos, lo más caro. «É unha cuestión de rendibilidade. Chegar a ese menos do 1% custaría máis que un tramo moito maior do xa instalado», explica un experto en infraestructuras y servicios de telecomunicaciones.

¿Qué pasa en las vías?

La cobertura móvil plena, cuando la conexión va por el aire, aún no es posible en Galicia. Las redes no cubren -aunque es la meta de las compañías- todo el territorio. Para que el aparato funcione ha de entrar en contacto con la red contratada a través de la antena más próxima en ese momento. Si el individuo cambia de posición, la conexión se «traslada» también a la estación que mejor servicio pueda ofrecer en esa nueva ubicación. Es decir, las medidas de reajuste son continuas. Pero a veces el enlace se pierde. Incluso en zonas de las grandes vías gallegas, como la AP-9, arteria clave del tráfico que cruza la comunidad de norte a sur, o la A-6. La Voz testó en un recorrido de 400 kilómetros que así ocurre en varios puntos de Galicia.

Son tramos que, teóricamente, sí tienen garantizada la cobertura durante toda la circulación del vehículo, pero en donde, en la práctica, uno pierde por instantes la conexión. Las interferencias se presentan, las llamadas se dificultan y, en el peor de los casos, se cortan. Las compañías achacan estas incidencias a una conocida razón: la orografía. «Un motivo muy importante es la difícil orografía de la comunidad gallega. En el caso de las vías, podría puntualmente ocurrir que si, también por ese motivo, una antena dista de la otra más de lo recomendable, se produzca una pequeña discontinuidad, casi transparente, pero que puede influir mínimamente», explican desde Vodafone. Lo ideal sería que entre la antena y el receptor (el teléfono), no hubiese nada. Pero la realidad casi nunca es esa.

Emisores y farolas

Jorge Mira Pérez, profesor de electromagnetismo en la Universidade de Santiago de Compostela, explica lo siguiente: «Unha antena de telefonía é como unha farola. A única diferenza é a chamada difracción: a luz ten máis frecuencia que as ondas do teléfono, é dicir, que se alguén pon un obstáculo entre a persoa e a farola, xa hai sombra. Coa telefonía ese efecto non é tan forte: as ondas tórcense un pouco se atopan un obstáculo [por ejemplo, montañas o vegetación alta] e, así, aínda que non teñamos á vista a antena, podemos usar igual o móbil. Iso si, todo ten un límite». Cuando ese límite se supera, surgen las zonas de sombra. Es lo que ocurre durante segundos o minutos en carreteras de Galicia, suficiente para interrumpir una llamada, pero también lo que sucede, a diario, en otros puntos.

Un mercado competitivo

No siempre son pueblos aislados, pero sí existe otra causa de que no se cubra ese escaso 1% o de que los servicios sean limitados: «Debido a la alta dispersión demográfica en Galicia, existe un número importante de núcleos de población menor que, aunque tienen servicio móvil de voz, o no tienen banda ancha o esta no es superior a 1 Mbps. Estas entidades serán objeto del plan de extensión de banda larga promovido por la Xunta», apunta fuentes de Movistar en Galicia. «Vodafone puso en marcha en el 2009 un ambicioso plan de cobertura rural en una clara apuesta por la reducción de la brecha digital», dicen desde la compañía. Todas citan su esfuerzo por el despliegue de la alta velocidad.

Aunque las operadoras son reacias a facilitar los puntos flacos de su cobertura, los mapas de sus páginas web (el de Movistar solo permite consultar un punto concreto) dan una idea de la situación gallega. Zonas de las provincias de Lugo y Ourense, algunas de la de Pontevedra y puntos amplios salpicados en la costa y el interior se llevan la peor parte. La paradoja final (la hay) está en tener móvil y no poder usarlo.

La dispersión geográfica también está detrás del 1% que falta por cubrir