La Academia de Jurisprudencia presentó como propio un texto similar al de los comunistas El partido de Guerreiro hizo bandera de la autonomía frente al nacionalismo
13 dic 2005 . Actualizado a las 06:00 h.Pedro Arias, Corbacho, Alfonso Bozzo, Movilla y Ramón Maiz, con la participación puntual de Touriño. No es la delantera de un equipo de fútbol sino la composición del grupo que montó Geluco Guerreiro dentro del PCG para elaborar su proyecto de Estatuto de Autonomía. Cada uno cargaba con una parte que luego sometía a consideración de los demás. Así, Arias se encargaba de los asuntos económicos; Corbacho, de Hacienda; Maiz, de las cuestiones institucionales; Claudio Movilla, de Justicia; Bozzo, del reparto competencial; y Touriño, de los temas agrarios. Pese a la sonoridad de los nombres que lo componen, la historia ha sido esquiva con las dos grandes aportaciones de este grupo. La primera se refiere a las cualidades intrínsecas del texto que elaboraron, el primero que se presentó totalmente articulado y que constituye el esqueleto del actual Estatuto. La segunda tiene que ver con la línea del grupo, dotado de una clara vocación gradualista, que hizo bandera del Estatuto y ejerció una función moderadora de la izquierda frente al nacionalismo que, en aquel momento, veía en la autonomía una simple estratagema para afianzar el colonialismo. Se citaban en la céntrica sede que el PCG tenía en la compostelana República del Salvador, aunque a veces los acogía la Facultad de Económicas. Las reuniones eran largas, densas y fructíferas, como muestra la siguiente anécdota. A los pocos días de estar terminado el documento, Guerreiro inició una ronda de contactos con representantes de las instituciones para presentarlo en sociedad y «gañar adhesións». Entre las entrevistas que concertó se encontraba una con Iglesias Corral que, en aquel momento, estaba al frente de la Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación. La sorpresa del líder comunista, y la de quienes con él habían elaborado el proyecto del PCG, fue encontrarlo publicado un par de semanas después, sólo que suscrito por el organismo académico, que se lo había apropiado «artigo por artigo», con leves retoques de matiz. No menos entusiasta fue la acogida que tuvo en el entonces presidente preautonómico, Antonio Rosón, principal promotor dentro de la UCD del consenso con la izquierda y con quien los comunistas tenían una relación cálida que los llevó a respaldarlo cuando comenzó el acoso contra su labor desde su propio partido. Rosón montó una comisión en cuyo trabajo final, conocido como el Estatuto dos 16, se perciben notables coincidencias con el documento elaborado por el PCG. De esas mismas coincidencias se desprende un vínculo muy estrecho entre el trabajo de aquel grupo y el Estatuto actual.