La presidenta de la Cámara acusa a la oposición de intentar cercenar la libertad de expresión en el hemiciclo Unos 200 cargos populares acceden con su protesta al Pazo do Hórreo
23 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.?a presidenta del Parlamento gallego, la socialista Dolores Villarino, comparó ayer al grupo del PP con los militares golpistas del 23-F, como colofón a una polémica en escalada que arrancó a primera hora de la tarde cuando un grupo de 200 manifestantes, entre los que figuraban varios cargos públicos del PP, intentaron acceder al Pazo do Hórreo. Los diputados de la oposición, que ya habían abandonado sus escaños para ocupar plaza en la tribuna del público, optaron por salir de la Cámara al oír el insulto, para denunciar una actitud que no están dispuestos a consentir. La concatenación de jaleo y trifulcas arrancó poco antes de que el Parlamento reanudase por la tarde la sesión plenaria. La concentración de personas en la rúa do Hórreo hacía presagiar que la crispación política iba a subir varios grados, como finalmente ocurrió cuando los manifestantes, que mostraban pegatinas con el lema «Touriño esquece o rural», cruzaron la verja que rodea la sede parlamentaria, sin que la policía pudiera contenerlos. Una veintena de personas, además, accedieron como invitados a la tribuna de la Cámara para seguir un debate consagrado a analizar la suspensión de 247 obras de infraestructuras en las zonas rurales, ordenada por el Gobierno bipartito de la Xunta. La presidenta del Parlamento, Dolores Villarino, ordenó desalojarlos antes de comenzar la sesión: «Non vou permitir que a liberdade de expresión sexa cercenada por ninguén», argumentó la presidenta. Los diputados del PP, a excepción de dos viceportavoces, se marcharon en solidaridad, pasando a ocupar los sillones de la tribuna. Y cuando jalearon una intervención con aplausos recatados, Villarino bramó: «Ao que máis me recorda isto é ao 23-F», dijo en relación a la actitud del PP. En una multitudinaria rueda de prensa, a la que acudieron diputados, senadores y alcaldes populares, el portavoz adjunto Alberto Núñez Feijoo tildó de «antidemocrática» la actitud de Villarino. Es más, denunció que el popular Roberto Castro fue calificado de fascista por la vicepresidenta del Parlamento, Tereixa Paz, sin que la presidenta interviniese. «Este grupo vai estudar as accións que en dereito procedan», advirtió Feijoo, quien se negó también a acudir a la posterior junta de portavoces.