La cara más fea de Kate Moss

GALICIA

La «top model» inglesa, que reconoció no haber desfilado sobria en una década, pierde un contrato con H&M tras publicarse unas fotos en las que se la ve esnifando cocaína.

21 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

A los 15 años, la hermosa Kate, menuda, sensual e inalcanzable, tenía como récord personal beberse ella sola una botella de whisky. Si eso ocurría poco después de ser descubierta en el aeropuerto de Nueva York, a nadie puede sorprenderle su escabroso presente quince años después: la empresa sueca H&M, de la que era imagen hasta ayer mismo, ha rescindido su contrato después de la publicación de unas fotos en el Daily Mirror en las que se veía a Moss esnifando cinco rayas de cocaína en menos de una hora. Las imágenes del tabloide han sido objeto de chanzas y de críticas, así como de exigencias de respeto hacia la vida de la modelo. Unos deducen ahora cómo es que la chica, nacida en Surrey en enero del 74, mantiene tipo y ritmo de vida; otros denuncian la demagogia del caso (las imágenes las publicó un grupo mediático condenado el pasado julio por una información falsa sobre la modelo); y hay quien recuerda que en el mundo de la moda lo más normal es consumir todo tipo de drogas. Sesenta cigarrillos al día Kate Moss, por tanto, parece un producto típico de las pasarelas más elitistas. En la cima del mundo de la moda desde el 92, la pequeña británica ?no llega al metro setenta de estatura? mantiene su fotografiada esbeltez fumando unos sesenta cigarrillos al día, consumiendo ingentes cantidades de alcohol e inhalando cocaína por valor de trescientos euros diarios. Esas, al menos, son las cifras oficiosas de tóxicos habituales de una famosa que, dicen los tabloides británicos, presume de tomar skunk, un potente derivado del hachís. Sus miserias personales no son nuevas, y nadie en el mundo del glamur desconocía lo que fue un secreto para el gran público hasta 1998: en seis años de fulgurante carrera, Kate Moss jamás desfiló sobria, y aunque el combustible que hacía flotar su melena era champán francés, sus borracheras resultaban tan obvias como las de un vagabundo. En este caso no se puede hablar de especulación, ya que la propia Kate lo reconoció en la revista The face tras una cura de dos meses en la clínica The Priory, en Inglaterra. Fueron meses complicados para ella, en los que tuvo que rehacer una vida que realmente nunca le perteneció ?«Cuanto más visible soy, más invisible me siento», fue la frase de Jean Cocteau que eligió Moss para un libro de fotos?. Más tarde contaría a David Bowie en la revista Q su debilidad frente a las drogas: «Lo pasaba muy bien cuando consumía drogas ?dijo?, pero al mismo tiempo sufría grandes depresiones. Las drogas pueden ser muy divertidas, pero te hacen ver el lado más terrible y crudo del ser humano». Crudo y divertido tuvo que ser su 30 cumpleaños, que celebró con una fiesta de 30 horas de duración en la que nunca faltó ni el champán ni el caviar iraní. Relaciones tormentosas Su actual relación sentimental con el confeso adicto y bisexual Peter Doherty parece haber apuntalado sus adicciones, pero lo cierto es que en el amor nunca fue estable. Novia de Jesse Wood (hijo del Stone Ronnie), su romance más sonado fue con Johnny Depp, que duró tres años. Tras éste, conoció a Jefferson Hack, periodista y a la postre padre de su hija Lila Grace. Pero mientras compartía espacio con el editor, mantuvo un sonado romance paralelo con el actor Daniel Craig. No parece fácil para H&M justificar a alguien en semejante situación, porque el público de sus asequibles tiendas no puede desear parecerse a una belleza millonaria (60 millones de euros de fortuna estimada), madre de una niña de 2 años e imagen de Rimmel, Calvin Klein, Chanel y Dior, que necesita muletas de laboratorio para afrontar su vida.