EL COMPROMISO institucional es tan rotundo como importante en orden a conseguir una radical disminución del número de personas que, año tras año, pierden la vida en las carreteras españolas. La proclama de junio de 2004, desde la Comisión Nacional de Seguridad Vial, consiste en lograr al cabo de cinco años una reducción de hasta el 40% en la cifra de muertos por accidente de circulación. Se perfila ya la inclusión en la Ley de Seguridad Vial del sistema regulador del permiso por puntos, un método sancionador cuya finalidad fundamental consiste en el seguimiento próximo del infractor que reitera la comisión de faltas graves y muy graves, hasta segregarlo de la circulación en tanto no asuma actitudes coherentes en el uso de vehículos. En otro orden, conocemos el desarrollo anterior de campañas singulares de vigilancia que atendían a factores determinantes, en primer grado, de la accidentalidad, como también a la utilización de medios para la seguridad pasiva, cuales son los cinturones de seguridad. Pues bien, nuestra opción de hoy está en ser avisadores de que, al margen de estas genéricas notas, todo indica que en el tiempo que viene se han de mantener esas líneas de vigilancia, con la atención en las alcoholemias, la velocidad, los cinturones y sistemas de retención homologados, el casco protector y la telefonía móvil. Tanto como decir que se refuerza el cerco al sector de conductores -por fortuna no mayoritario- recalcitrantes en la desobediencia a las reglas del tráfico, los que han llegado a sentirse impunes a costa del hábito de infringir, creando inseguridad y riesgo. Estamos ante un serio envite por un tráfico mejor.