Pequeñas reflexiones sobre las carreteras gallegas

GALICIA

TRÁFICO Y VIDA | O |

28 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

DURANTE la semana pasada, las carreteras gallegas fueron juzgadas muy severamente al ser calificadas nada menos que como las más peligrosas de España. Esa afirmación es el resultado de un análisis que, según se dice, está datado hace dos años y cuya paternidad parece confusa, en función del medio que trate el asunto: Euro Rap, FIA (Federación Internacional del Automovilista) o RACE. Así, tenemos alguna razón para cuestionar dicho informe, como la radical mejora de las carreteras gallegas, iniciada y sostenida en los últimos lustros. Cuando se dice que esas carreteras son peligrosas y que las de dos provincias determinadas son las de mayor riesgo de accidentalidad en España, debiera hacerse referencia precisa a los marcadores al uso cuando se trata de hablar de seguridad vial, individualizando los tramos de concentración de accidentes (TCA, para el Ministerio de Fomento) o los puntos negros que hayan sido objeto de análisis. En otro caso, serviría hacer mención de otros indicadores comúnmente admitidos, como IP (índice de peligrosidad) o IM (índice de mortalidad), ambos de fácil obtención a través de los anuarios de accidentes de la Dirección General de Tráfico, mediante la aplicación de fórmulas matemáticas al efecto. Otras conclusiones, al margen de estos métodos de trabajo, se acercan a la abstracción. No estamos en el país de las maravillas, pero nuestro conocimiento de la accidentalidad en el tráfico -con incidencia en los últimos años- lleva a conclusiones bien distintas tras de valorar datos de accidentes con víctimas y accidentes mortales en nuestra comunidad. Interrelacionar parámetros De esta forma, habría que interrelacionar parámetros como número de accidentes, parques de vehículos, extensión de redes de carreteras, superficie y población, para compararlos después con los que corresponden a las demás comunidades autónomas. Otros aspectos quedan pendientes de glosa, pero hoy hemos agotado nuestro espacio.