La crisis del «Prestige» situaría a día de hoy al PP fuera del Gobierno gallego

la voz | redacción

GALICIA

Los populares cederían en unas autonómicas ocho diputados y obtendrían el peor resultado desde 1981 -PSOE y BNG volverían a empatar, aunque con 21 escaños cada uno

21 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

El PP sufriría un gran batacazo si hoy se celebrasen elecciones autonómicas. Perdería ocho diputados y se despediría del poder en la Xunta, salvo que nacionalistas y socialistas, más empatados que nunca, no fueran capaces de pactar. A dos años y medio de la votación, el Prestige provoca un seísmo que dejaría al PP con su peor resultado desde 1981. La encuesta de Sondaxe dibuja un nuevo escenario electoral marcado por una fuerte caída del PP, de la que se benefician casi a partes iguales BNG y PSOE. Los populares perderían nueve puntos en porcentaje de voto emitido, del 51,6% al 42,6%, y pasarían de 41 diputados a 33, cinco por debajo de la mayoría absoluta que mantienen desde 1989. Sólo en las primeras elecciones autonómicas, de 1981, el PP obtuvo menos escaños en el Parlamento gallego que los que le atribuye ahora el sondeo. Había logrado 26, en competencia directa con la extinta UCD. Caída en Pontevedra El desplome sería espectacular en Pontevedra, el antiguo territorio del ex conselleiro Xosé Cuíña. El PP descendería 13 puntos y cedería tres diputados. En las otras provincias registraría bajadas de entre 7 y 9 puntos, con dos diputados menos en cada una, salvo en Ourense, donde perdería sólo uno. Esta circunscripción se confirma como el mayor granero del PP, con el 49,5% de los votos emitidos frente al 48,4% de Lugo. Cuando socialistas y nacionalistas han acercado más sus posiciones, se encontrarían con el escenario más difícil para entenderse, empatados a 21 diputados y casi con los mismos votos. El BNG ve reducida su ventaja del 2001 de ocho décimas a dos, lo que, según la participación de entonces, se traduciría en 3.000 papeletas de diferencia. Los dos partidos crecen por igual en A Coruña, el PSOE pega un gran estirón en Lugo, en tierra del alcalde Orozco y de José Blanco, y el BNG se hace fuerte en Pontevedra, el eje de su poder municipal. Los socialistas pagan su crisis de Ourense y el BNG, la de Lugo.