La decisiva influencia electoral del PIB

MANUEL V. SOLA VIGO

GALICIA

El 52% de los gallegos que se decantan por el PP premian en las urnas su gestión económica en inversión, renta per cápita y empleo La gestión económica de la Xunta cuenta cada vez más a la hora de que los gallegos emitan su voto. Un 52% de los sufragios ganados por el PP en las autonómicas de 1993 y 1997 responden al aumento del Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, a la reducción del paro y al aumento de la inversión pública. Dicho de otro modo, si sube el paro, bajan los votos a la Xunta; si aumenta el PIB per cápita, se incrementa el apoyo electoral al Gobierno autonómico. La influencia de la gestión económica del Gobierno en las elecciones autonómicas es cada vez mayor y empieza a ser tenida en cuenta por los partidos políticos.

04 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

El denominado voto económico no existía en las décadas de los 70 y 80, pero empieza a jugar un papel crucial en los comicios autonómicos que se celebraron en los años 1993 y 1997. Esta es la esencia de un curioso estudio que tiene por título La influencia de los resultados económicos sobre el apoyo electoral. La citada investigación ha sido publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en la revista Reis correspondiente a los meses de enero-marzo de este año. Este trabajo, que también tiene la peculiaridad de que es el primer estudio que se ha realizado en España sobre el asunto, ha sido elaborado por los economistas gallegos Ignacio Lago Peñas, politólogo del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales de la Fundación March, y su hermano Santiago Lago Peñas, profesor de Hacienda Pública de la Universidad de Santiago de Compostela. Frente al voto partidista ¿Influyen las variaciones del paro, de la renta per cápita, de la inflación y de la inversión pública en los votos? «Cada vez más, pero aún estamos lejos de la influencia que estas variables tienen en países como Estados Unidos o Alemania», señala Ignacio Lago, quien considera un avance social que el voto esté cada vez menos cautivo del partidismo y sirva para premiar o castigar la gestión económica de un Gobierno. En Galicia, por ejemplo, en las elecciones autonómicas celebradas en el año 1993 el Partido Popular debería haber aumentado en un 3,80% sus votos si únicamente se premiase su gestión económica. En realidad, el crecimiento electoral fue del 8,42 por ciento porque la mitad de los votos no son económicos. En los comicios de 1997, el incremento debería haber sido del 3,28% y realmente los populares gallegos sólo ganaron un 0,26% de votos.