Las noches de terror pueden ser una fiesta. En esta pequeña selección de Samaín hay cuentos «para esmendrellarse de risa». ¿Conoces a Mortiña? Aquí hay trato. Y zombis, monstruos, brujas y esqueletos que espantarán tus pesadillas

Si no tienes plan para la noche de Difuntos, y prefieres los cuentos a los trucos, hagamos un trato: yo te propongo unas cuantas historias y tú eliges las que te dan más miedo. La noche es larga, pero los mejores cuentos se hacen tan cortos... Armémonos de ojos birojos para leer unos cuantos.

Donde viven los monstruos, un clásico de Maurice Sendak que brilla en su edición en Kalandraka, Onde viven os monstros, nunca está de más en la habitación de un niño valiente que se atreve a descubrir sus miedos. ¿Qué es, si no, el valor? El cuarto de Max, al que castigan sin cena por desobediente, es infinito, un mundo, un sueño, un viaje apasionante que acaba en una pesadilla de la que Max aprende cosas.

Si sigues la ruta del Samaín de los cuentos, tienes otra opción en Os esqueletos divertidos (Janet & Allan Ahlberg, traducción de Sandra y Óscar Senra Gómez, desde 5 años, Kalandraka). «Eran un esqueleto grande, un esqueleto pequeno e un esqueleto de can»... Y en esto...

«-Que podemos facer esta noite?

-Podemos sacar o can a pasear! E de paso asustar a alguén!». ¡Vamos!

Y Escarlatina, a cociñeira defunta, de Ledicia Costas, es desde hace años una presencia sabrosa en nuestra despensa literaria. Os arquivos secretos de Escarlatina (Xerais, a partir de 9 años), un misterio que sabe dulce descifrar.

Mortiña (Barbara Cantini, traducción de Rosa Marta Gómez Pato y Manuel González, Hércules Ediciones) es una zombi pelín macabra pero con mucha gracia. Mientras esperamos las nuevas aventuras de la gran Pippi Mediaslongas en Vilapenela, podemos parar a en Vila Decadente. Y pasar un rato de muerte con la que los niños humanos empiezan llamando «Martiña», que vive entre letras y colores con la tía Defuntiña y su amigo Tristeiro, un perro que no se sabe si está vivo o muerto. Gran duda animal. Verás la sorpresa que da Mortiña en la fiesta de Halloween del cuento. Yo diría que no has visto nada igual (esto es algo personal: a mi hija de 8 años la ha conquistado).

Mary, que escribió Frankenstein (Linda Bailey, Impedimenta), recuerda algo importante, aplícate el cuento: que a veces una historia comienza con un sueño. «Un cuento escalofriante, un castillo, una criatura muerta. Un descubrimiento científico. Una noche de tormenta. Esta es la historia de Mary Shelley, la historia de cómo una chica de 18 años unió todas esas piezas para crear una de las mejores novelas». La artista Júlia Sardà, ilustradora de clásicos como Alicia en el País de las Maravillas, El Mago de Oz o Charlie y la fábrica de chocolate, pinta los personajes y escenas de una biografía y una noche tormentosas, la de Mary, una niña huérfana de madre abrazada a su imaginación, que soñaba despierta todo el rato. Esta biografía ilustrada de Impedimenta recupera el recuerdo de la madre de Mary Shelley, Mary Wollstonecraft, autora de la Vindicación de los Derechos de la Mujer de 1792, uno de los primeros referentes en igualdad.

Os contos de terror do Tío Montague (Chris Priestley, traducción de Eva Almazán, Sushi Books, para chicos a partir de 12 años) acaban de salir del horno directos al escaparate de los terroríficos más apetitosos. Estas historias pondrán a prueba el umbral del pánico psicológico. Para primeros lectores la sugerencia puede ser Un, dous, tres, vampiro ti es (Nadia Budde, Kalandraka), un cuento con unicornios, hienas peludas y cocodrilos con brackets, para quitarle hierro al miedo.

Monstros na escuridade, de K. Güettler, R. Helmsdal, A. Jónsdóttir. Estes monstros senten debilidades polo primeiros lectores. Monstro Pequeño e Monstro Grande son un bo equipo para facer fronte aos medos.

As bruxas (Roald Dahl, traducido por la poeta Xela Arias en Xerais) es una joya solo para los más valientes.