«Excepto Dylan y tres más, el rock envejece muy mal»

TEXTO: FERNANDO MOLEZÚN

FUGAS

Oscar Vázquez

Ha vuelto, y dice que para quedarse, con un espectáculo que aparca su faceta roquera y nos descubre a un monologuista ácido, audaz y menos pasado de vueltas de lo que podría esperarse.

15 sep 2017 . Actualizado a las 05:25 h.

Unos años atrás, Andy Chango era parte del paisaje musical del país. Pero decidió regresar a su Argentina natal para sacarle partido televisivo a una fama ganada más por su polémica personalidad que pos sus sobrados méritos artísticos. 

-En su nuevo espectáculo canta, pero no es un concierto. ¿Cómo lo definimos?

-Casi como monólogos que tienen su musicalización. Hay siete canciones, pero lo primero son los textos. Unos textos que tuve que adaptar, metiendo temas más españoles como la inmigración o la monarquía.

-Y se presenta como «El Hombre Nada».

-Es otro personaje, alejado del roquero. De hecho hay bastantes parodias sobre el rock and roll y sobre el personaje anterior de Andy Chango. La canción está muy bien para salir y bailar y para transmitir sentimientos como el amor o la soledad, que es a lo que se dedican el 99 % de los cantautores. Pero para otro tipo de pensamientos más complejos o para criticar ciertas cosas del mundo y usar otro tipo de humor, no es un buen formato. Así que tuve que apelar al verbo, a la palabra pura y dura.

-¿Las canciones que utiliza son nuevas?

-Tengo cinco canciones nuevas. Y recupero dos canciones antiguas que me venían muy bien para los monólogos. Cuando hablo de la tercera edad uso Queda muy poco de mí, que en su día hice con Calamaro; y cuando hablo de las consecuencias del uso de alcohol y drogas utilizo Neuronas para musicalizarlo.

-Lo de las drogas ha sido una constante en su carrera, pero se le ve más tranquilo.

-Ahora estamos ya en otra etapa. En Argentina todo el fenómeno televisivo mío fue porque hace 20 años hablé con demasiada franqueza sobre este tema en un programa. Y ahora, yo iba por la calle con mi mamá y las ambulancias paraban para gritarme: «¡Viva el porro!». Me costó mucho desmarcarme de eso, aunque sigo sin renegar de nada. Por suerte, porque si no ahora estaría en un hospital o en una clínica. Pero estoy en otra etapa de la vida.

-Habla como un roquero desengañado.

-El discurso del pop y del rock con toda esa cartelería, con el cantante haciéndose el chulo, esas letras manidas... A mí me aburre soberanamente. Es algo fantástico para los veinte años, pero yo ya tengo 47. Encuentro mucho patetismo en el rock, incluido cuando lo hago yo. Excepto Bob Dylan y tres más, el rock envejece muy mal.

-Si ya no es un roquero, ¿qué es Andy Chango?

-El Hombre Nada. Llegué a Madrid y de golpe no me siento parte del rock, no me siento argentino, no me siento español... Me defino más por lo que no soy que por lo que soy. Ya ni me gusta el fútbol. Solo busco tranquilidad.