«Lo más importante para imitar a Elvis no es la voz ni la cadera»

TEXTO: C. CRESPO

FUGAS

cedida

Pasa por ser el mejor imitador de Elvis. Cuestión subjetiva. Lo innegable es que es el único de todos ellos que en verdad conoció al rey de rock. Y eso marca de por vida

20 ene 2017 . Actualizado a las 05:50 h.

En no pocas ocasiones el cine y la literatura han ilustrado las peripecias y delirios de tipos que acabaron rehenes del personaje al que idolatraban. La capacidad de posesión de mitos como Elvis Presley debe ser tal que no es fácil desprenderse de él cuando te quitas el traje blanco con brillantes y dejas de quebrar la cadera. Greg Miller dice combatirlo disfrutando de su familia, de la montaña y de las motos. Pero reconoce que para él Elvis no es solo un personaje al que ha imitado en más de 10.000 funciones. «Es mi pasión, además fue mi amigo, es alguien consustancial a mi vida».

Greg Miller conoció a Elvis Presley siendo poco más que un niño y mantuvo con él una relación de cierta amistad en los 4 o 5 últimos años de su vida. Ya entonces se afanaba en imitar al rey del rock y este alababa su parecido. «Él me daba consejos para asemejarme su voz», dice al tiempo que tararea en distintos tonos canciones de diferentes etapas del ídolo de Memphis. Después llegaron los escenarios, los casinos, su aparición en la película Leaving las Vegas y tres musicales con los que ha recorrido América y Europa. Con el último de ellos, Elvis Vive, estrenado hace solo unos días, llega ahora a Galicia.

-¿Como es «Elvis Vive»?

-Es un concierto total. No hay una historia ni un hilo conductor como en mis anteriores espectáculos. Es mucho más directo porque realmente donde estaba la energía de Elvis era en sus conciertos. Y eso es lo que he querido transmitir en Elvis Vive.

-Hay muchos imitadores de Elvis, ¿cuál es la clave para ser el mejor?

-El parecido físico es importante. Y la voz. Y la cadera, los movimientos... Pero eso no es lo más importante. Lo importante es el alma. Ser un imitador no basta. Tienes que estar absolutamente enamorado del rey.

-¿Como aprendió a bailar como él?

-Por sus películas. Mirándolo y haciendo lo mismo. Él era totalmente espontáneo y su manera de bailar era única. Muchos bailarines profesionales no son capaces de imitarlo.

-¿En alguna ocasión se ha sentido esclavo de su personaje?

-¡Oh, no! Yo siempre sé cual es la diferencia. Elvis era único. Yo solo soy Greg Miller. Y aunque hago todo lo que puedo no alcanzo ni a una mínima parte del talento que él tenía. Lo mío es solo un homenaje. Al artista y al amigo.

-Usted lo conoció en sus últimos y duros años. ¿Cómo era el Elvis de entonces?

-Muy buena persona y muy simpático pero se sentía muy solo. Reflexionaba mucho acerca de cómo afrontar la vida y los cambios que se le avecinaban. Creo que no tenía muy claro cómo seguir adelante en la música. Yo era solo un adolescente, pero se vio reflejado en mí y me contaba muchas cosas que me han hecho entenderlo mejor.

-¿Alguna vez llegó a creer aquello de que Elvis podía seguir vivo?

-Las últimas veces que hable con él, unos días antes de su muerte, le noté diferente. Lo estaba pasando mal. No, no puedo creer que él siguiera viviendo. Elvis vivirá para siempre en los corazones de los fans.

-¿Sería capaz de hacer un tributo a algún otro artista que no fuese Elvis?

-De vez en cuando hago otros papelitos por variar un poco. He hecho en algunas funciones el papel de Roy Orbison [entona el It’s Over], que es otro artista que me encanta y del que Elvis dijo que era el mejor cantante del mundo.

-Elvis murió a los 42 años, usted ya tiene 58, ¿hasta cuándo podrá o querrá seguir imitándolo?

-Hasta que los fans me pidan que no lo haga. Mientras no me digan que ya parezco demasiado mayor yo voy a continuar haciéndolo. Ellos mandan.

-Y después, ¿ya sabe que hará?

-Quizá un homenaje a Frank Sinatra [suelta una carcajada y se despide cantando I’ve Got You Under My Skin]

Hablé con él en sus últimos días y no, no puedo creer que siguiera vivo