
Más de 5.300 espectadores llenaron el templo breoganista en el Río Breogán-Leyma Coruña, con ovación para Epi y el árbitro Carlos Cortés bajo la lupa
13 ene 2025 . Actualizado a las 16:35 h.Aún no habían llegado al Pazo los protagonistas del derbi cuando empezó el bullicio en las inmediaciones del santuario breoganista. El Leyma Coruña fue recibido con música de percusión por buen número de aficionados y también hubo aliento para los anfitriones a su llegada, en su caso de manera escalonada. Ya dentro de la instalación, la armonía se mantuvo. El buen rollo en la grada fue admirable. Nada de cánticos ofensivos a lo largo de un pulso que congregó a más de 5.310 fieles. Tan solo voces de apoyo a los suyos a pesar de la tensión y el suspense sobre el parqué.Incluso se vivieron momentos de estrecha confraternidad, como cuando el nombre de Diego Epifanio sonó por la megafonía en la presentación de los equipos. Cerrada ovación desde todos los sectores de la grada para el estratega burgalés, el guía de ambos equipos hacia la mejor liga doméstica de Europa.
Como era de esperar, no faltó el himno gallego, aunque esta vez sin músicos en directo, cantado a capela por los aficionados. Al rosario de detalles positivos que dejó este nuevo derbi gallego en la Liga Endesa hubo que añadir la total deportividad mostrada por los integrantes de una y otra plantilla —no hubo que lamentar rifirrafes entre jugadores— y el rigor de Carlos Cortés para salir airoso de una situación un tanto incómoda. La designación del colegiado coruñés para impartir justicia en el encuentro, junto a Sergio Manuel y Jorge Martínez, generó malestar en el breoganismo, que lo expresó con pitos y abucheos cuando el trío arbitral pisó la pista. Se siguió con lupa la actuación de Cortés, pero el herculino exhibió personalidad y acierto en cada una de sus decisiones.
En definitiva, un derbi ejemplar que pasará a la historia del deporte gallego por ser el primero entre ambos clubes en la cúspide del baloncesto español.