Sergi Quintela, el niño que soñaba con jugar en el Atlético y ahora triunfa en la ACB

FORZA BREO

Sergi Quintela, cuando de niño jugaba con el Polvorín y de adulto como jugador del Breogán
Sergi Quintela, cuando de niño jugaba con el Polvorín y de adulto como jugador del Breogán Javier Ferreiro | Alberto López

El escolta del Río Breogán sentía más atracción por el fútbol que por el baloncesto, que compaginó hasta los 15 años destacando como goleador en el Polvorín

02 mar 2023 . Actualizado a las 18:50 h.

Seguro que pocos aficionados breoganistas habrían reconocido a Sergi Quintela (Lugo, 1996) en la primera foto a la derecha de estas líneas. Corresponde a su etapa como promesa del fútbol provincial a mediados de la década del 2000, que recuerda «con mucho cariño y felicidad». El ahora escolta del Río Breogán fue un habilidoso goleador antes de inclinarse definitivamente por el baloncesto y convertirse en uno de los ídolos del Pazo y en uno de los mejores defensores de la ACB. «Empecé a jugar al fútbol siendo muy niño porque me gustaba mucho. Y jugaba en el Polvorín porque era el barrio en el que vivía», rememora el jugador del Breo, quien entonces soñaba con vestir la camiseta del Atlético de Madrid, del que aún hoy es seguidor, e idolatraba a Fernando Torres. «En aquella época tampoco había mucho más para elegir, ja, ja, ja. Después llegaría el Kun Agüero...», explica el deportista lucense.

El pequeño de los Quintela compaginó durante años su faceta de goleador en el Polvorín con la de aprendiz en la escuela de baloncesto de Frigsa, si bien confiesa que meter goles le resultaba más placentero que convertir canastas. «Me gustaba más el fútbol. Quizás también porque tenía muchos más compañeros y había mucho más ambiente», dice. Cuenta que cuando cumplía su segunda temporada como infantil fichó por el Estudiantes y que con 15 años, ya en edad cadete, colgó las botas y se dedicó en exclusividad al baloncesto. Las razones fueron varias. «Mi hermano Erik, que era portero en el Polvorín, siempre fue un referente para mí y yo seguía sus pasos. Cuando él lo hizo, yo fui detrás. Además, el Breogán era un equipo con mucho tirón en la ciudad y me ilusioné con la posibilidad de llegar a él», asegura.

El paso del tiempo ha confirmado que no se equivocó cambiando el césped por el parqué. ¿Habría progresado igual en el fútbol? «No sé qué hubiera pasado, quizás sí o quizás no. El trabajo por mi parte hubiera sido el mismo, pero a saber. En el baloncesto tuve suerte porque mi hermano me fue abriendo las puertas. Por decirlo de algún modo, él pagaba el peaje y yo entraba gratis, ja, ja, ja», responde en otro claro gesto de admiración y gratitud hacia su hermano y compañero en el Río Breogán.

«Fui a varias selecciones provinciales y el Lugo trató de ficharme un par de veces»

Sergi Quintela no era un canterano más del Polvorín. Desde su ingreso en las categorías inferiores del club de su barrio destacó como elegante delantero y goleador. «No se me daba mal», asegura. «Fui convocado para varias selecciones provinciales, no recuerdo la categoría, y el Club Deportivo Lugo habló un par de veces con mi padre para tratar de ficharme», añade.

Admite que son «muchos» los buenos momentos que guarda de su etapa en el balompié. «Sobre todo los torneos que se disputaban a final de temporada, cuando aún no habían terminado las clases. Los viajes en bus por toda Galicia, todo el día por ahí con tus compañeros... Disfrutaba un montón. También recuerdo la emoción que me producía ir a Madrid con mi padre, mi hermano y mi primo para ver los partidos de Champions del Atlético de Madrid», cuenta.

El fútbol es pasado, pero sus cualidades no pasan desapercibidas en las tradicionales «pachangas veraniegas» con sus amigos y en las que disputan los monitores en el campus estival que organiza junto a su hermano.