El Breo se quedó sin triunfo en un partido de los que no se olvidan

Julio González

FORZA BREO

ALBERTO LÓPEZ

09 may 2022 . Actualizado a las 13:00 h.

Un Río Breogán sin presión, Musa, ni Bell-Haynes, quería hacerle un regalo especial a su afición la noche del sábado. Quería tumbar en su pista al FC. Barcelona, recién clasificado para la Final a 4 de la Euroliga, que viajó a Lugo sin Nikola Mirotic, el determinante ala pívot montenegrino, estrella indiscutible del baloncesto europeo. Es el equipo catalán una escuadra construida para ganar la liga doméstica y la europea. No jugar los playoffs finales de la ACB o la “Final Four” sería considerado un fracaso. Y nunca les gusta perder. Por eso, cuando el Río Breogán salió en tromba ya en el primer cuarto, desafiando al poderío culé, su entrenador, Saras Jasikevicius, curtido en mil batallas tanto como jugador como entrenador, entró en cólera. Sabía que el partido pintaba mal. El equipo local, el Río Breogán, parecía tenerlos completamente estudiados, y ajustaba su agresiva defensa hasta el punto de que les hacía perder posesiones, bien por tres segundos en la zona, bien consumiéndola, o incluso al sacar de fondo. El Barça no estaba cómodo en la pista y al Río Breogán le salía todo en ataque. Se vivieron momentos tan dulces en ese sentido, que el Pazo se convirtió en una escuela de magia, con canastas imposibles, robos, o asistencias que levantaban al público de sus asientos, aunque lo raro, en el Pazo, es permanecer sentado todo el partido. Este panorama fue la constante durante los dos primeros cuartos y casi todo el tercero. El equipo azulgrana se mantenía en pista espoleado por su entrenador, por los triples de Abrines o Sanli, y por los estratosféricos rebotes de Brandon Davies. Enfrente, un equipo coral se exprimía hasta el límite de sus fuerzas y conseguía jugar con cabeza. Fue mediado el último cuarto cuando se entró en otra fase del partido, ya más igualada, con el aliento azulgrana en la nuca celeste, y las fuerzas comenzaron a fallar. No se notó en una pérdida de actitud ni en una disminución del esfuerzo. A este nivel, cuando las fuerzas fallan se pierde precisión. En defensa se cometen faltas, en ataque se fallan canastas que de otra manera no se fallarían, y en ambos lados se toman peores decisiones que cuando se está fresco. Esto fue lo que pasó en Lugo esta noche. A pesar de todo, el equipo peleó hasta el final, y Brandon Davies tiró a fallar el último tiro libre de que dispuso, a falta de dos segundos, para evitar armar una última jugada que, con un triple, podría haber dado la victoria al equipo de Lugo. Aún así, sin el premio de la victoria, el espectáculo vivido en la cancha y el habitual ambiente de locura en la grada, hará que este partido sea de los que no se olvidan.