«Tengo muchas razones para estarle agradecido a la vida»

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FIRMAS

JOSÉ PARDO

Esta tarde se presenta en Ferrol el libro del escultor Manuel Patinha que sirve de espejo a toda su obra

29 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Patinha (Póvoa de Santa Iria, 1949) es una de las figuras centrales del arte atlántico. Pero también es el título de un libro: del monumental volumen, editado por la Diputación Provincial de A Coruña, en el que María Fidalgo, Eva Ocampo y Pedro Taboada dan testimonio de la intensa vida y de la creación incesante de un artista cuya obra está habitada, a un tiempo, por las brumas de la Galicia del Norte y por la luz de las riberas del Tajo. Un libro, prologado por el profesor y académico Juan Monterroso, que esta tarde (Centro Torrente Ballester, 19 horas, entrada libre) se presenta en Ferrol.

-Verse en este libro será también un poco como mirar atrás, supongo. ¿Qué ve al volver la mirada...?

-Veo que tengo muchas razones para estarle agradecido a la vida. Mi existencia ha estado llena de cosas que merecen ser celebradas, y creo que tengo que reconocerlo, pienso que no puedo dejar de dar una vez más las gracias. He podido trabajar mucho, de una forma intensa y constante, y este libro que ahora va a presentarse me muestra también a mí como mi obra ha ido creciendo conforme también la vida pasaba. Tengo 65 años y no dejo de trabajar. Trabajo incluso más que nunca. Y a la vez reflexiono...

-¿Sobre qué? ¿Sobre su obra?

-Reflexiono, sobre todo, sobre mi propia existencia. Últimamente he vivido, en lo personal, acontecimientos que me han marcado de una manera tremenda como ser humano. Hay cosas que me han causado un terrible dolor, pero que también me han mostrado un horizonte nuevo y me han hecho ver que, contra viento y marea, debo seguir creando.

-¿Qué queda hoy del pintor de sus primeros años?

-Bueno, yo creo que fundamentalmente soy un escultor. Eso es lo que soy, sobre todo. Pero hoy no renuncio a todo lo que la pintura ha representado en mi vida. Ni olvido, tampoco, que mi formación como artista fue ante todo la formación de un pintor. Lo que ocurre es que, conforme fueron transcurriendo los años, a mi obra llegó, en la madurez, una dimensión nueva, y la escultura vino con ella.

-Ahora está haciendo también fotografías. Unas fotografías magníficas, por cierto.

-¡Ah, no...! [ríe Patinha] ¡Eso es no es lo mismo...! Las nuevas tecnologías nos permiten hoy a todos captar imágenes fácilmente. Pero que uno haga fotos no quiere decir que sea un fotógrafo. Mis fotografías no tienen importancia. No son parte de mi obra. Como artista, yo voy andando por caminos muy diferentes.

-Usted, que también escribe poesía, ¿cree, como Luz Pozo, que la creación artística nos conecta con el inmenso misterio que nos rodea?

-Estoy totalmente convencido de ello. Y lo he vivido en carne propia. No soy precisamente un místico, pero cuando estaba trabajando en la escultura para el claustro de la catedral de Santiago, y tras haber estudiado mucho las cruces de consagración del templo, percibí la luminosidad de algo que no sé describir, pero que está ahí, junto a nosotros, todo el tiempo. Hay que tener siempre los ojos abiertos. Y hacer las cosas lo mejor que uno sabe. Yo, en el fondo, me considero un artesano. Soy incapaz de abandonar un trabajo hasta que creo que está acabado, realmente.