Una amapola de cerámica por cada vida

Rita Álvarez Londres

FIRMAS

STEFAN WERMUTH | Reuters

Londres se tiñe de rojo para conmemorar el centenario de la Gran Guerra

12 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo a los cuatro vientos Reino Unido

Londres se tiñe de rojo para conmemorar el centenario de la Gran Guerra

El joven cadete Harry Hayes emocionó ayer a los británicos cuando plantó la última de las amapolas de cerámica que cubren el jardín de la Torre de Londres. Su amapola era la número 888.246, una cifra que nadie desconoce en la isla porque representa el número de soldados británicos muertos en la Primera Guerra Mundial.

Hayes, que perdió a una familiar en el conflicto en 1918 y cuyo padre sirvió en el Ejército británico durante once años, fue el protagonista en los actos del Día del Armisticio con los que Londres conmemoró los cien años desde el inicio de la contienda. El acto consistió en la lectura de los últimos nombres de los caídos, el disparo de 21 salvas y dos minutos de silencio en memoria de los fallecidos.

Se congregó en un impresionante campo carmesí que se ha convertido en la referencia icónica obligada de uno de los conflictos bélicos más fatídicos para los británicos. Alrededor de cinco millones de personas se acercaron para tomar una foto con las flores, que están prácticamente todas vendidas a particulares, que pagaron unos 32 euros para poder quedárselas cuando la exposición sea desmantelada en las próximas semanas. Gracias a ello se recaudarán unos 20 millones de euros que serán destinados a seis organizaciones militares benéficas, incluida la Legión Real británica y la organización Ayuda para los Héroes.

La idea de la exposición que lleva por nombre «La sangre baña de rojo las tierras y los mares» proviene del artista Paul Cummins y lleva cuatro meses imitando un pequeño río rojo en el centro de Londres. «Lo importante de todo esto es que la gente está comprometida», dijo el comisario jefe del recinto, Lord Dannat. «Creo que han asumido que les pertenece y la razón por la que lo han hecho es porque es un número concreto. Cada amapola representa una vida perdida y una familia destrozada.

Las amapolas son utilizadas desde 1921 para recordar a los soldados que murieron en la guerra y se inspiran en el poema titulado «En los campos de Flandes», escrito por el médico canadiense John McCrae, quien hizo una conexión entre la desaparición de las amapolas que normalmente crecían en la zona y el rojo de la sangre que dejaron las muertes en el campo de batalla.

Como resultado, muchos británicos llevan estos días una amapola en las solapas. Uno de ellos es Andy Scofield, un fotógrafo de Hertfordshire, en el norte de Inglaterra. «Llevo esta amapola en recuerdo de mis dos abuelos, que participaron en la Gran Guerra. Mi abuelo paterno resultó herido de gravedad cuando explotó el barco en el Mar de Escocia», cuenta Scofield a La Voz. En su opinión, las amapolas de cerámica no deberían haber sido vendidas sino que tendrían que repartirse por los colegios del país para explicar lo que ocurrió entre 1914 y 1918 y mantener vivo el legado de aquellos años terribles.

?