A sus 22 años este pontevedrés anima a otros jóvenes en su anterior situación
17 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Emilio Acuña tiene 22 años y hasta hace año y medio, su experiencia laboral se limitaba a contrataciones esporádicas como discjockey o relaciones públicas, que iba alternando desde los 17. Fue su abuela la que le comentó la posibilidad de entrar en el plan de empleo para jóvenes que puso en marcha Cruz Roja, después de haber escuchado un anuncio por la radio. A finales del 2012 comenzó a realizar la formación prelaboral que engloba este proyecto personalizado, además de capacitarse profesionalmente como ayudante de camarero, y tras finalizar sus prácticas en el restaurante Cambalache, logró su primer contrato.
De tres meses pasó a un año y en enero lo renovó por otro más. Es consciente de que en los tiempos que corren, el suyo no es un caso común, laboralmente hablando. «A mí me gusta mucho trabajar aquí, porque esta es una empresa que tiene diversos puestos, estoy de camarero o atendiendo al público o en el teléfono. El poder mantenerme independizado ya es importante, y es lo que valoro, tener mi propia economía», señala Emilio, que en ocasiones acude ahora a Cruz Roja para animar a jóvenes que se encuentran en su anterior situación a no perder la esperanza. «Les cuento lo que ha sido mi experiencia -señala este joven pontevedrés- y cómo ha cambiado todo desde que tengo trabajo y me he independizado. De vivir en casa de mis padres ahora estoy en mi piso, tengo mi coche y todo puedo pagarlo yo, incluso puedo ayudarles. Es un cambio de pedir que te ayuden a pasar a ayudar. Lo que intento es decirles que se puede conseguir, que cuando escuchen eso de que el trabajo está muy difícil y que no se consigue que no se desanimen y sigan con ganas. Es básico».
Emilio reconoce que su entusiasmo y su iniciativa juega a su favor. Agradece la oportunidad brindada por Cruz Roja, «porque aprendí mucho de los cursos, con técnicas de orientación laboral muy útiles».