Pavís Pavos: «Cantas máis veces se contan, máis medran os contos»

maría conde PONTEVEDRA / LA VOZ

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23 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cada Salón do Libro que comienza -y ellos llevan los mismos que ediciones tiene el evento, quince- Xacobe Rodríguez y Tareixa Alonso tienen el mismo pálpito. «É unha sensación medio de nerviosismo», afirma el primero. «É inevitable pensar se lles gustarán aos nenos os contos que eliximos; sempre tes medo por se non son os apropiados, se os coñecen, se non os coñecen...», añade Tareixa. El grupo que desde 1997 se dedica a contar historias bajo el nombre de Pavís Pavós y cuyos integrantes se conocieron antes en el Aula de Teatro de Magisterio, es también uno de los pilares sobre los que se asienta el éxito del salón.

Son ya tan conocidos y familiares para su pequeño público que meses antes de la celebración del evento, muchos niños les preguntan por la calle cuándo empezará. Incluso en una ocasión en que protagonizaron un espectáculo en el salón en el que Tareixa simulaba olvidarse de su papel, una pequeña desde el público se dirigió a ella animándola: «Tranquila, Tareixa!». «Me rompía de risa...», recuerda.

Pero una vez que celebran la primera sesión, vuelven las mismas buenas sensaciones. «Ves que os nenos veñen con moitísimas ganas, veñen moi preparados das escolas e xa saben ao que veñen. Atenden moi ben, colaboran, traballaron o tema... É moi doado xogar con eles», añade Alonso.

Con un periplo como el suyo, que acumula diecisiete años de viaje por Galicia e incluso países como Brasil o Cuba como contadores, la lista de historias de la tradición oral, de clásicos y de autores de nueva creación que llevan en su maleta es bien larga. Cada año se ajustan a lo que dicta el salón, en este 2014 la cocina, aunque es cierto que un mismo cuento puede adaptarse a distintas temáticas. «Sempre é un reto -apunta Xacobe-. Hai contos que temos desde o principio e seguimos repetindo, e é moi curioso porque son contos que seguen medrando. Pasounos esta semana con un ao que engadín unha parte no medio da sesión, porque tal e como ían evolucionando os nenos, saíu algo novo. E recordei a frase que sempre me di Tareixa: ??¿Ves que cantas máis veces se contan, máis medran os contos??? E é certo, enriquécense».

Día a día se enfrentan a un público difícil. «Os nenos non disimulan; se non lles gusta, revólvense. E se lles gusta, están quietos e tenden a participar», agrega Rodríguez. En este oficio, también importa mucho la edad del oyente y en este caso los suyos van de los tres a los doce años. «Temos unha lista para adaptalos á idade, á situación e ao momento -dice Tareixa-. Porque as veces tes previsto soltar un determinado conto e ves que os nenos son máis paradiños, ou máis inquietos».

En quince años, también es extensa la lista de anécdotas. Pero se quedan con dos. Una en que una niña que tuvo que ir al baño y a la que antes de entrar corriendo en la habitación donde estaban contando la historia le oyeron gritar: «¡Volve a empezar que desde o cuarto de baño non se oía!». Y otra en la que un niño afirmaba haber encontrado el rastro de sangre en una capa de Drácula, dentro del salón dedicado al miedo. Precisamente, la ambientación artística del evento es algo que les ayuda y destacan que diferencia el salón de Pontevedra de otros en España. «Aquí ademais da animación á lectura está a música, o cine, os colexios, os escritores... E entras aquí e entras no mundo do tema do salón. Iso é o que fai que sexa diferente e tan aprezado», añade Tareixa.