El corazón de Espoz y Mina

Xosé Alfeirán

FIRMAS

PACO RODRÍGUEZ

Juana de Vega ordenó que el corazón de su marido se enterrase con ella

06 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Mina ha muerto. El héroe de la guerra contra los franceses, el campeón de la causa liberal, el campesino navarro, el general Francisco Espoz y Mina murió, a los 55 años, el 24 de diciembre de 1836 en Barcelona, desempeñando el cargo de capitán general de Cataluña.

Una vez embalsamado, su entierro inicial, el día 27 en el cementerio de Santa María del Mar, fue uno de los más solemnes que se celebraron en Barcelona. Todo el pueblo participó. Las tiendas cerraron, los balcones se vistieron de luto y cada 20 minutos se dispararon cañonazos para despedir a uno de los principales adalides de la libertad en la lucha contra el absolutismo del tirano Fernando VII.

Pero su viuda, la coruñesa Juana de Vega, tenía la intención de llevar su cuerpo a A Coruña. Conseguidos los permisos, el 8 de febrero de 1837 fue desenterrado y días después, el 15, fue embarcado en el místico, un buque costanero de tres palos, llamado Santiago. La prensa informó de que el 7 de marzo estaba en Málaga y el 20 en Algeciras, siendo objeto de visitas y homenajes.

Ya en A Coruña, el cadáver fue desembarcado en la Palloza, donde examinado por los facultativos se descubrió que estaba en parte corrompido. El 1 de abril fue de nuevo embalsamado y encerrado en una caja de plomo introducida en una exterior de caoba. Aunque Juana de Vega había solicitado permiso para depositarlo en la sacristía de la capilla de los Dolores de la iglesia de San Nicolás, el Ayuntamiento ordenó que permaneciese en la capilla de San Amaro. Su traslado, el día 3, fue de nuevo una gran manifestación de duelo.

En los meses siguientes Juana de Vega realizó obras en su casa de la calle Real para llevar a ella las cenizas de su marido. Conseguida la licencia del Papa, el 29 de mayo de 1838, el Ayuntamiento, tras el reconocimiento de las cajas y visto que no había peligro para la salud pública, autorizó el traslado. Fue colocado en una sala oratorio, descansando el ataúd sobre un pedestal formado por la cama en la que había muerto Mina; también conservó, dentro de una urna de ébano y plata, su corazón en un vaso de cristal y en otro vaso parte de sus vísceras. Su casa se convertirá en lugar de culto del liberalismo progresista coruñés.

El 22 de junio de 1872 murió Juana de Vega y en su testamento dejó ordenado que fuese enterrada sin pompa junto con el corazón de su marido en el nicho familiar del cementerio de San Amaro y que en la lápida, que aún hoy se conserva, se indicase este hecho. También ordenó que el cadáver de su marido fuese entregado a la Diputación de Navarra.

El 12 de julio de 1872 zarpó de A Coruña el vapor Vasco Núñez de Balboa con los restos de Mina con destino a Bilbao. Una numerosa comitiva los despidió, siendo saludada su partida con quince cañonazos. El 17 ya estaba en Pamplona, donde fue expuesto su cadáver al público, y el 19 fue enterrado en la catedral en el panteón levantado en su honor.